Cansancio y tensión in crescendo en otra maratoniana jornada. Después de 15 horas (repartidas en dos días) de minucioso interrogatorio por parte del juez José Castro, Iñaki Urdangarín tuvo que lidiar ayer también, durante más de seis horas, con las preguntas incisivas del fiscal anticorrupción Pedro Horrach, y otras dos horas con los abogados. Ante el fiscal salió a relucir una cuenta bancaria en Suiza de la que el duque de Palma dijo que pertenecía a un jordano para el que hizo de mediador con Aguas de Valencia. El yerno del Rey explicó que él solo puso en contacto al empresario con la sociedad valenciana y justificó que la cuenta estuviera en Suiza porque el ejecutivo árabe reside en ese país. La fiscalía piensa investigar ahora a Aguas de Valencia para escudriñar si Urdangarín cobró comisión.

Urdangarín ha abandonado los juzgados a las 04.15 horas de la madrugada. El duque ha estado desde la medianoche hasta esa hora leyendo y revisando su declaración antes de firmar el documento, que se incorporará al sumario. Al salir, su abogado, Mario Pascual Vives, ha asegurado que su defendido no tiene relación con ninguna salida de dinero hacia el extranjero y ha insistido en que ha quedado "absolutamente claro" que la infanta Cristina no tiene "nada que ver" con ningún paraíso fiscal y que el duque siguió las instrucciones de la Casa del Rey.

Sobre el estado del duque de Palma tras el largo procedimiento judicial, Vives ha afirmado: "Está cansado pero entiendo que ha cumplido con su deber y que ha hecho una buena declaración".

Durante la mayor parte de la sesión, el duque de Palma intentó parapetarse de nuevo en las mismas respuestas evasivas que ofreció el sábado, pero comenzó a flojear en algunos momentos. Admitió, por ejemplo, que en el 2006 el Rey le prohibió hacer negocios con las administraciones públicas, pero no con el sector privado, por lo que siguió con sus actividades. En casi todas sus respuestas se atuvo al guion de la víspera: se desligó de los trapos sucios del entramado y de la parte económica --dijo "no saber nada" de las facturas-- y volvió a tirar contra su exsocio Diego Torres y otras personas. Las frases que más repitió fueron "no lo recuerdo" y "esto no me corresponde a mi".

Proyectos privados

El interrogatorio del juez José Castro fue, si cabe, más duro e intensivo que en la primera jornada. La presión sobre el duque aumentó cuando el magistrado hizo referencia a unos correos electrónicos del 2008 --dos años después de que, presuntamente, Urdangarín se desvinculara del entramado-- en los que Diego Torres y el contable Marco Tejeiro aludían a cinco proyectos privados que tenían en común Urdangarín y su socio, de los que se materializaron tres: uno con Aguas de Valencia (el de la cuenta de Suiza), otro con Lanzarote y un tercero con Pernod Ricard. Fue entonces cuando el yerno del Rey reconoció que había proseguido la relación mercantil con Torres, aunque puntualizó que solo para negocios privados.

El magistrado se interesó por unas llamadas telefónicas que el duque, una vez que había abandonado formalmente la presidencia de Nóos, realizó para reclamar al Gobierno balear el pago de facturas pendientes por importe de unos 400.000 euros. Urdangarín insistió en que no perseguía un beneficio personal, sino que ejerció de mediador entre Nóos y la comunidad autónoma. En este punto, el juez cuestionó la veracidad del testimonio y dijo no entender que el exdirector general de Deportes del Gobierno balear José Luis Ballester hubiera roto su amistad de años con el duque solo por la mediación en un conflicto ajeno. En su declaración, Ballester aseguró que Urdangarín no paraba de llamarle reclamándole pagos y por ello dejaron de hablarse.

El nivel de detalle de algunas cuestiones irritó sobremanera a varios abogados de las defensas, para quienes "dedicar media hora a la factura de un termo no tiene ningún sentido". Para la fiscalía sí lo tenía y mucho: en teoría, aumentaba el margen de maniobra de su interrogatorio, al impedir que el imputado esquivara preguntas alegando que desconocía de qué le hablan.

Turno del fiscal

La tensión aumentó en la sala cuando, pasadas las cinco de la tarde, el fiscal anticorrupción Pedro Horrach tomó el relevo del juez. Empezó preguntando por la Volvo Ocean Race, un evento naútico para el que la Generalitat valenciana reservó cinco millones de euros a pagar en tres años, pero que se desembolsaron en su integridad un año antes de la celebración de la regata, prevista para el 2008.

El yerno del Rey mantuvo su estrategia de desviar hacia su exsocio y los directivos de las empresas de la trama la responsabilidad de todas las cuestiones relativas a su administración. Cuando señaló a Marco Tejeiro como responsable de unas facturas presuntamente falsas, el magistrado estalló. "Si solo ganaba un sueldo, ¿qué beneficio obtenía este señor haciendo eso?", preguntó. "Eso habrá que preguntárselo a recursos humanos", respondió el duque. La responsable de recursos humanos de Nóos era Ana María Tejeiro, esposa de Diego Torres, los dos defendidos por el abogado Manuel González Peeters. Ambos guardan silencio por ahora.

Urdangarín sí admitió haber telefoneado a un empresario de la comunicación (ahora imputado) de Valencia para decirle que se había enfadado con Torres porque le "robaba". Curiosamente, esa persona recibió otra llamada, pero esta vez del socio del duque, en la que Torres se quejaba de que el yerno del Rey no hacía nada "y solo quiere los beneficios".