Eterno galán y uno de los grandes de la escena teatral de España, Arturo Fernández desembarca con su compañía este fin de semana en el Teatro Principal de Castellón, con tres funciones, mañana (19.30 y 22.30) y el domingo (19.00), de su nueva obra, Enfrentados. El texto, “uno de los mejores de la historia del teatro contemporáneo”, según Fernández, es obra del norteamericano Bill C. Davis, y, tras su estreno en los años 80 en Broadway, para representarse desde entonces en escenarios de medio mundo y conseguir prestigiosos premios teatrales, hace un año que toma el nombre del actor en la interpretación, dirección y producción, en su gira por toda España.

--Regresa a Castellón, donde tantas y tantas veces ha triunfado con sus obras, tanto en el viejo Teatro Rex como en el Principal. ¿Es una buena plaza para las compañías?

--En Castellón me siento como en casa. Sus escenarios, tanto uno como el otro, lo han sido durante toda mi carrera; y aquí tengo buenos amigos, que me cuidan cuando vengo. Es un placer volver a una ciudad tan hospitalaria conmigo y con mi obra. Y una satisfacción saber que puedo ofrecer un tipo de teatro que gusta a su público.

--¿Es consciente de que tiene una legión de fans?

--Mi trayectoria es larga y todo lo que soy se lo debo al público, procurando que cada una de mis producciones sea mejor que la anterior. Y sí, ya le digo que en Castellón me siento querido.

--La obra cuenta la historia de un sacerdote mediático, de la vieja escuela, que se ‘enfrenta’, como dice el título, a un seminarista que entra fuerte con nuevas ideas sobre la Iglesia. Pese a ser de hace 30 años, parece muy vigente...

--Es una comedia actual cien por cien. Yo soy José María, con el Don por delante, un poco burgués, diplomático y galán en la justa medida, y me encuentro con un joven Tomás, seminarista que quiere cambiar la Iglesia con el matrimonio homosexual, la entrada de la mujer en el sacerdocio... problemas que resurgen ahora con el papa Francisco y dan una nueva vida al texto. Pero no crea que es una obra sobre la Iglesia. No. Es, ante todo, una comedia en la que el espectador pasa de la carcajada al más absoluto de los silencios. Es inteligente, y da espectáculo desde el minuto cero, cuando se sube el telón y aparece la escena.

--¿Quién gana esta batalla?

--Sin dudarlo, el espectador.

--¿Cómo ha sido trabajar con su antónimo en escena?

--Boceta es un gran actor, con proyección, y me aprovecho de su buen hacer, de su juventud, su talento... Aunque me fastidia que es un tío guapo.

--Usted, siempre acostumbrado a estar acompañado de bellas actrices en escena. ¿No lo echa ahora de menos?

--(Ríe) Es cierto que en mis comedias cuento con grandes actrices que son auténticas bellezas. Y sí, ese Chanel Nº 5 a veces lo echo de menos.

--La crisis, ¿ha afectado mucho al teatro y sus empresarios?

--El 21% de IVA ha hecho mucho daño, junto al 10% de derechos y a lo que se quedan las cadenas de entradas, pero, al final, los empresarios vivimos del público, y por ellos, debemos alzar el telón cada día. H