Es polifacético y atrevido pero, ante todo, humorista e irónico. Nadie dudará de que es un auténtico “maestro de ceremonias” de la diversión y el entretenimiento. Tras una más que amplia y nutrida carrera profesional en el mundo del teatro, el cine y la televisión, hablar de Carlos Sobera es hablar de cultura, de entretenimiento pero, sobre todo, de sentido del humor.

--¿Cómo abordará el tema de la comunicación en la conferencia de Figueroles?

--Hablaré de ella como una herramienta sencilla y necesaria para hacer más fácil nuestra vida. Hemos de tener claro que nada es posible sin comunicación y que esta no consiste solo en hablar correctamente.

--Se puede hablar mucho y a la vez no decir nada. Entonces, ¿cómo puede ser que haya personas que sean inteligentes y a la vez poco comunicativas?

--Hay personas más dotadas o dadas para la reflexión que para la comunicación. O sencillamente se les da mejor hablar que escribir, o viceversa.

--¿En la televisión es tan importante transmitir a través de las palabras como de los gestos?

--Los gestos muestran sentimientos al igual que las miradas, los suspiros o los silencios. Recuerdo cuando presentaba ¿Quiere ser millonario? Ahí el silencio causaba más tensión que cualquier reflexión pronunciada en voz alta.

--Si pudiera cambiar el concepto de televisión, ¿cuál sería su apuesta más atrevida?

--En técnica continuaría la revolución que ya se nos ha echado encima. En concepto, buscaría una tele menos agresiva y más crítico-formativa. Y en formatos buscaría fórmulas más participativas.

---¿Actor o presentador? ¿Cuál de ellas le aporta más?

--No puedo dividirme entre mis hijos porque a todos los quiero por igual. Ser actor te permite fingir. Pero como comunicador solo te define y salva la honestidad. Así de claro. H