Varea ha tomado impulso hoy en Arnedo. El torero de Almassora dio un toque de atención en la corrida de Victorino Martín, la primera que mataba en su corta carrera como matador de toros. A Varea, el maridaje con los “grises” siempre le resultó triunfal y esta vez, aunque suponía toda una incógnita enfrentarse a una de las ganaderías más exigentes y encastadas de las últimas décadas, volvió a surgir ese toreo de improvisada inspiración y de zurda poderosa que tanto cautivó de novillero.

Fue el único que tocó pelo. Paco Ureña y Curro Díaz se fueron de vacío. El de Murcia pudo arrancar una oreja si no marra a espadas y el de Linares, no tuvo opción con su lote. El nombre propio fue Varea. Llamó la atención su manera de imponerse al bravo sexto. Surgió su cara más poderosa, ese toreo de mano baja que obliga y somete, justo lo que pedía el Victorino. Hubo armonía en todo cuanto hizo y sobre todo temple, tan necesario y requerido por los santacolomas. Le funcionó la espada y cortó una oreja.

Antes volvió a estar a la altura de otro exigente Victorino. Bravo de verdad, que protagonizó una pelea en varas emocionante. Se le notó por momentos ese escaso bagaje con este tipo de toros, pero pronto se acopló y por momentos, hubo detalles de categoría. Esta vez la espada se le atascó y no pudo pasear ningún premio. El próximo domingo 26 formará parte del cartel de la última corrida de la Magdalena junto a Enrique Ponce y López Simón.