Vicente Soler realizó lo más notable de la novillada matinal celebrada este domingo en la feria francesa de Ceret. La decepcionante novillada de Vale do Sorraia frustró todas las ilusiones de la terna. Mucha fachada y poco fondo tuvieron los novillos, exageradamente grandes, pesados y astifinos, en una plaza donde lo primordial es la presentación y el trapío de los astados.

Lo mejor del festejo llegó con la actuación del novillero de Burriana en el tercero, donde destacó en los tres tercios con voluntad y entrega, ante un ejemplar agarrado al piso y sin empuje. Solo la espada le impidió pasear algún trofeo. De nuevo volvió a mostrarse con armas y recursos frente al novillo que cerró la matinal, destacando sobre todo con los rehiletes, donde pareó con facultades y apostó por la variedad.

No pudo Soler reeditar el éxito del año pasado, cuando cortó una oreja y a punto estuvo de salir a hombros con la dura novillada de Yonnet, pero dejó la sensación de un novillero cuajado.

Completaron cartel Diego Fernández, que se las vio con un lote imposible; y Roberto Blanco, que quizá tuvo en sus manos el novillo más manejable, el quinto, pero sin acabar de concretar. El resultado final fue de silencio para los seis en una mañana en la que la plaza se llenó en sus tres cuartas partes. H