Varea bailó con la más fea en Valencia. Suyo fue el novillo más deslucido del festejo, de áspera embestida, soltando la cara en todo momento con feo estilo. La clave del almazorense fue siempre ganarle la partida para que el novillo no desarrollara a peor, pero aún así, la faena nunca alcanzó las cotas artísticas a las que nos tiene acostumbrados, principalmente por falta de oponente.

Ya el novillo apuntó esa fea condición de salida, muy parado y sin entrega a los capotes, nunca rompiendo adelante. Primordial el comienzo de faena con la muleta, poderoso, de mano baja, crujiéndole el costado y las ideas para bajarle los humos. Respondió por momentos el animal cuando lo apretó Varea, pero se sintió podido y no acabó entregándose. Tapó el de Almassora muchos defectos, aunque tampoco el novillo le dejó estar todo lo a gusto que quisiera. Y aunque venía de matar bien en Santander, esta vez el acero se le atascó de nuevo. Pinchó en hueso reiteradamente, con falta de convencimiento quizá. Saludó tras una fuerte ovación en los medios, después de escuchar un aviso.

Lo mejor de su tarde fue un quite por acompasadas chicuelinas en el novillo de Cristian Climent, que remató de una media con su sello personal. Pero esta vez, Valencia, que siempre le trajo suerte desde sus inicios, se quedó ayuna del cante de Varea.

En el festejo cortaron una oreja Álvaro Lorenzo y Cristian Climent, este último con fuerte petición de la segunda, a punto de abrir la puerta grande. H