Castellón es hoy una ciudad avanzada y singular gracias, entre otras cosas, a la voluntad de los castellonense de mantener vivos aquellos aspectos de nuestra historia que nos distinguen, como la gastronomía artesana y festiva que se ha convertido en símbolo de las fiestas de la Magdalena. Y es que el Gremi de Forners de hoy en día recoge el legado de un sector panadero profundamente vinculado a la urbe y sus celebraciones desde la antigüedad…

La propia leyenda del traslado del Castell Vell a la Plana, que recoge que los castellonenses se aprovisionaron con rotllos para el camino de bajada, da prueba de que el pan artesano ya era uno de los principales sustentos de los vecinos incluso antes de la creación de la ciudad. Desde el nacimiento de Castellón y durante toda la Edad Media, los molinos (donde se molía), flecas (donde se amasaba), y hornos (donde se cocía) aumentan de forma paralela a la población de Castellón, y el Gremi de Forners tiene constancia de que ya en el siglo XVI había entre siete y 12 hornos de pan.

En ese tiempo, el pan artesano se integra en las rogativas de Castellón como alimento sagrado y, tal y como recoge Álvar Monferrer en su libro La Magdalena: del mito a la actualidad, ya en el año 1375 la ciudad encarga «amasar pan bendito» para llevar a cabo una de las primeras procesiones penitenciales de las que se tiene constancia a la ermita blanca de la Magdalena.

Debido a la importancia del sector en la economía y la vida social de Castellón, el Gremi de Forners, que ya agrupa a los profesionales de la ciudad en el siglo XIX, evoluciona con la ciudad y se implica plenamente en sus fiestas. De hecho, en 1909 ya tutela un carro triomfant -el carro alegórico a la cena en casa de Simón el Fariseo- en la Procesión de Penitentes, y en 1940 crea y dirige su propia gaiata (entonces denominada ya Gaiata del Gremio de Panaderos).

Con la recuperación de las fiestas tras la guerra civil, el rotllo panadero del que habla la leyenda del traslado se convierte en uno de los grandes emblemas de las celebraciones y logra una presencia destacada en el Pregó de les festes de 1945 (de Carlos González Espresati), llegando también a dar nombre al pasodoble que se consagra como himno indiscutible de las fiestas, el Rotllo y canya de Josep Garcia.

Productos artesanos

Además, en el siglo XX, el Gremi afianza su participación en las fiestas, consolidando una carta de productos artesanos magdaleneros singulares de Castellón, entre los que destacan la figa albardà, las cocas saladas (como la de tomate, la de fabes o la de espinacas), el popular ximo, las rosquilletas o las pilotes de frare.

Fruto de su afán por seguir progresando, en el siglo XXI, el Gremi desarrolla un amplio proyecto de promoción de la gastronomía tradicional que pretende fortalecer las señas de identidad de Castellón y su proyección turística. El nacimiento del fadrinet como postre oficial de la Magdalena marca un hito en el 2010, engrandeciendo las celebraciones y poniendo de relevancia la riqueza de nuestra gastronomía local a nivel internacional.

* Maestro mayor del Gremi

de Forners de Castelló