Los resultados de la encuesta publicada por Mediterráneo ayer y hoy evidencian que la opinión de los ciudadanos respecto al Gobierno, los partidos políticos y a sus dirigentes apenas ha variado en los últimos tres meses. Esa aparente inmovilidad en el posicionamiento de los electores no deja de resultar significativa. El PP, que ha aplicado duras medidas desde el Gobierno, negadas en la campaña electoral y que se resiste a cerrar los presupuestos de este año antes de las autonómicas de Andalucía, apenas pierde dos puntos de estimación de voto, lo que podría suponerle entre cinco y siete escaños; o sea, que conservaría la mayoría absoluta. Del PSOE, por su parte, que en teoría ha pasado página, no se puede decir que salga beneficiado, porque pierde algo de apoyo.

Sobre las medidas más duras aprobadas por Mariano Rajoy, cabe subrayar que mientras casi el 70% de los encuestados temen que pongan en peligro el Estado del bienestar, solo el 59,6% se opone abiertamente a la reforma laboral. Hay conformismo ante la fatalidad. El 46,7% de los ciudadanos están dispuestos a secundar una huelga general en protesta por las medidas, pero otro 50,3% no lo haría. La sociedad también se divide en relación al aumento del IRPF: un 45,4% lo apoya y un moderado 51,3% no lo hace.