En el 2010 nos dejó Marcelino, tu compañero de viaje y de tantas cosas; hoy te marchas tú. En su despedida, un día plomizo de octubre en el que el cielo de Madrid lloraba su marcha, me impresionaste, Josefina.

De aquel día escribí: «Toda la dignidad del mundo se ha posado en Josefina en estos días de dolor. Cuido y velo a su compañero como lo hizo en vida, como siempre, atendió a amigos y camaradas con el cariño acostumbrado. Nos transmitió a todos la calma y la paz que dan la honradez y el convencimiento».

Compañera Josefina, camarada incansable, militante convencida, mujer luchadora y feminista sin tapujos. Supiste aunar y compatibilizar, en tiempos difíciles, todas esas facetas que se os vetaban a las mujeres, con el rol que por sentencia te adjudicaron las conveniencias sociales y un patriarcado exacerbado y triunfante del golpe de Estado del 36. Tu papel resulta imprescindible; sin tu concurso parte de nuestra historia sería otra. Tu huella seguirá marcando el camino y tu recuerdo será imprescindible para un futuro mejor.

Aquel día de octubre, tu mirada me recordaba a la de mi madre, y a las de tantas madres que dejaron vida y salud, en el intento de sacar adelante una familia. Mujeres que guardaron sus deseos, anhelos y sueños en un altillo del armario para atender las cosas que necesitaban de su cuidado; que junto a su compañero apostaron por el trabajo y la dignidad, para sacar adelante un proyecto común. Así lo plasme aquel día y así lo reitero hoy.

Y así es Josefina, este 8 de marzo harás más falta que nunca. Tu historia, entrega y compromiso estarán presentes en cada pancarta. Tu lucha, la de tantas mujeres serán el mejor piquete. Tu ejemplo, tus renuncias y tu empeño incansable, el mejor aliento para las nuevas generaciones de mujeres libres.

Como dije aquel día de otoño: «toda la dignidad se ha posado en Josefina en estos días de dolor, y la compartió con todos y todas, como siempre ha hecho. Tanta dignidad repartió que en una despedida tan triste como el cielo llorón que cubría Madrid brilló el sol. Un sol lleno de orgullo, ese orgullo que a veces se queda en un cajón, olvidado junto algún sueño roto».

Josefina, fuiste para mí una descarga emocional. Pusiste al alcance de quien quisiera recogerlo el orgullo de clase y la dignidad de la lucha obrera.

Este 8 de marzo te dedicaremos cada consigna que gritemos en la huelga feminista. Tu sindicato, las CCOO, aquel sueño compartido con Marcelino, seguirán vivas, libres y unidas, mientras siga viva tu historia, tu recuerdo y tu ejemplo.

Decirte también Josefina que, como canta Ismael Serrano, desde aquel día, desde hoy, todo parece más feo.

Descansa y hasta siempre compañera, hasta siempre Josefina.

Sit Tibi Terra Levis.

*Secretari d’Organització FSC CCOO Comarques del Nord