No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo». Esta brillante frase de Voltaire manifiesta de forma insuperable lo que la libertad de los ciudadanos debe representar en una sociedad democrática. Todo el mundo tiene el derecho a pensar como quiera siempre que se haga con respeto a las ideas de los demás; en eso consiste la pluralidad, eso nos enriquece pero, sin embargo, hay partidos políticos a los que la diversidad les aterra. Yo ya estoy cansada de medias tintas, de hipocresía, de pancartas reversibles, de que la izquierda diga una cosa en la oposición y haga otra en el gobierno. Estoy cansada de partidos que van de progres pero eliminan cualquier atisbo de posibilidad de elección en la ciudadanía. Estoy cansada de que el Consell dé lecciones de moralidad y diálogo, pero después solo escuchen a los que piensen como ellos.

Este fin de semana hemos tenido un ejemplo claro de lo que estoy diciendo: más de 40.000 personas salieron a la calle a defender la libertad de enseñanza y ¿cuál ha sido la respuesta del president de la Generalitat? El silencio; un silencio ensordecedor e insultante en el que se han estrellado los deseos y la voluntad de muchas familias que no pueden tomar decisiones respecto a la escolarización de sus hijos porque Marzà y Puig han decidido pensar por ellas. Nuevos tiempos queridos lectores…

No entiendo como el conseller de Educación intenta imponer su criterio saltándose a la torera la voluntad de más de 250.000 familias valencianas que tienen a sus hijos matriculados en centros concertados. ¿Pero por qué les molesta tanto la educación concertada y sobre todo, los centros con ideario religioso? El Consell del Titànic no puede seguir haciendo oídos sordos al clamor de la gente, no pude seguir actuando como si no pasara nada. Puig debe tomar cartas en el asunto y parar los pies a la radicalidad de Oltra y Marzà en el ámbito educativo. No pueden seguir ignorando a la calle.

¿Pero dónde está el problema? Yo lo tengo muy claro, en el el ideario, esta es la única razón, la única verdad. Les molesta enormemente que exista una escuela que no comulgue con las doctrinas de la izquierda y para poder controlar a la sociedad se hace necesario eliminarla. Es lamentable y preocupante que en pleno siglo XXI, tengamos que reivindicar un derecho tan esencial como es la libertad de enseñanza.

Lo de este conseller, bueno, lo de este gobierno, es un suma y sigue de despropósitos. Tenemos un Consell que está en contra de la libertad, la pluralidad y la tolerancia. Y hablando de tolerancia a esta izquierda dictatorial les diría que sólo cuando entiendan que hay otra forma de ver las cosas entenderán lo que significa el respeto y la convivencia., hasta que lo comprendan, menos lecciones… ¡Cuánta paciencia!

*Diputada autonómica del PP