Dos años, dos años han pasado desde que la izquierda asumió el control de la Generalitat, después de estar veinte años en la oposición. ¿Y qué han hecho?

Los que venían a salvar el mundo y a mirar a los ojos a las personas posiblemente pasen a la historia como uno de los gobiernos más opacos; de hecho, el gobierno de Puig y Oltra ya llevan ocho condenas por no entregar documentación e impedir la labor de fiscalización a la oposición. Y esto pese a que hay una conselleria específica dedicada a trasparencia que nos cuesta 36 millones de euros.

Pero si algo define al gobierno del Botànic es la falta de gestión. El año pasado dejaron de ejecutar 1.200 millones de euros de los presupuestos. Este dinero podría haber ido destinado a colegios, centros de salud, centros de mayores… Y se van a Europa a llorar, a reclamar más dinero, a responsabilizar de todos sus males a Montoro, pero no dicen que tienen 1.200 millones que no han sabido gastarse. Y es que lo del trabajo y la gestión les va muy pero que muy grande. ¡Ah! Y otro dato muy importante, el gobierno de Puig y Oltra nunca dice que están recibiendo 2.700 millones de euros más que en el año 2014. Dinero tienen para lo que quieren, y por eso reservan 384 millones para crear nuevos chiringuitos como la agencia de innovación o la nueva televisión.

Yo creo que uno de los mejores ejemplos de mala gestión es el de señora Oltra. Normal, todo el día de plató en plató, poco tiempo le queda para dirigir su conselleria. Ha habido un recorte de 170 millones de euros en políticas sociales; Oltra gastó 100 millones de euros el 2016 sin contratos; tiene pendiente por pagar 14 millones de euros a los centros especiales de empleo; tiene 17.467 personas pendientes de la valoración de la dependencia; somos la 2º Comunidad en desahucios; lleva cinco meses sin pagar a las familias de acogida, y a pesar de todo, tiene doce asesores. En fin, un prodigio…

Otra cuestión que les define es la imposición. Nos dicen a qué colegio ir, en que lengua tenemos que hablar, como pensar. La libertad ha pasado a un segundo plano, olvidando que un buen líder debe gobernar para todos y no sólo para los que comulgan con tu ideario. La verdad es que no se les puede perder de vista porque el sectarismo, la imposición y el adoctrinamiento son elementos muy peligrosos en una democracia. Les puedo garantizar que desde el PP no les vamos a dejar pasar ni una, denunciaremos cada uno de los casos, las veces que haga falta. La libertad es un derecho que no estamos dispuestos a consentir que nadie vulnere.

En fin… dime de lo que presumes y te diré de lo que careces. Venían de listos, de salvapatrias, dando lecciones, hinchados de una falsa superioridad moral que les hacía poseedores de recetas mágicas para arreglarlo todo. ¿Y cuál ha sido el resultado? la decepción. Pero tranquilidad queridos lectores, la decepción no mata, enseña; y aquí la lección está muy clara: la izquierda valenciana no está capacitada para volver a gobernar.

*Portavoz del PP en les Corts