Querido lector:

Los empresarios de Castellón mediante los acuerdos adoptados por la Junta Directiva de la Confederación de Empresarios de Castellón daban a conocer ayer sus peticiones a los partidos políticos cara a las elecciones municipales y autonómicas del próximo domingo.

Sus argumentos no son nuevos. La organización liderada por José Roca los ha repetido constantemente cada vez que ha tenido oportunidad porque son argumentos que no tienen cariz político sino que se explicitan como su receta para el progreso económico de la provincia. Infraestructuras imprescindibles para no perder competitividad; potenciación de la formación profesional; mejor incardinación de la educación con la economía real castellonense; una financiación autonómica justa que permita a las administraciones públicas intervenir en la ecomomía productiva a través de inversiones, desgravaciones o incentivos a las empresas para su crecimiento y para la creación de empleo; un mayor acceso al crédito y la financiación por parte de las empresas, principalmente las pymes, la base de nuestra economía... Es decir, una serie de necesidades que firmarían la mayoría de los partidos políticos cuyo marco económico se circunscribe a la economía de mercado con la que funcionamos.

De ahí que las organizaciones empresariales no busquen un perfil político determinado, como sí ocurría antaño. Su principal mensaje, además del detalle de las necesidades concretas más o menos consensuadas que precisa la economía provincial, se ciñó a la estabilidad. Su propuesta política, por tanto, inteligentemente es transversal. Ante riesgos de inestabilidad debido a paradigmas políticos propios del populismo o a las dificultades en relación a la gobernabilidad que pueden resultarse de políticas de pactos, los empresarios piden gobernanza estable que consolide los signos de recuperación que ya se experimentan y que aleje temores a políticas inestables o confusas que impidan inversiones.

Como digo, nada nuevo, aunque lo pueda parecer.