Hemos tenido ocasión de conocer variedad de formas de aquello que denominamos “casa” en distintas comunidades. Especialmente nos llamó la atención la casa tradicional talamanqueña, en la vertiente atlántica de Costa Rica, que trata de reproducir los orígenes de la humanidad; es una vivienda cósmica, y simbólica, que tiene asignado un papel de microcosmos y no de simple recinto salvaguarda de las inclemencias, aunque, originariamente, el ethos era el lugar en donde habitaba el ser humano.

Pues bien, decía el sabio Lao-Tsé que una casa no son simplemente las paredes y el techo --no como el oikos’ griego--, sino el espacio en que se vive; y añadimos nosotros que es el lugar entrañable de la familia en el que se suceden y comparten las alegrías, las tristezas, los éxitos y los fracasos y en donde hay partidas, llegadas y despedidas, nacimientos y muertes. El hogar, la morada, es el lugar en donde se prepara el fuego, como se hacía antiguamente, donde la familia vive en toda la extensión del término.

Quizá quienes disponemos de este hogar no nos apercibimos de lo que representa para los que no lo tienen, los “sin-casa”, pues resulta difícil algo tan cotidiano que nos induzca a la reflexión sobre su inexistencia. Pero, para quienes, acostumbrados a disfrutarlo, llega un día en que lo pierden, el drama familiar, no solo personal, es realmente indescriptible. Drama que hoy, ante nuestros ojos, se sucede frecuentemente por el “sencillo” hecho de no poder hacer frente al pago de una hipoteca, sumado, la mayoría de las veces, al paro de alguno o algunos miembros de esa familia “sin-casa”, lo cual agrava la terrible y mortal enfermedad.

Piense el lector cómo cambiaría su vida con un desahucio por falta de pago. Ello me recuerda la lectura juvenil de El embargo de Gabriel y Galán, ¿la recuerdan? Ver, como hemos visto en televisión, cómo se abandona la casa por impago, cómo toda una familia que allí ha visto crecer a sus hijos, ha conocido sus alegrías y pesares, va ahora en busca de un ethos o de la simple calle, es --debe ser-- dramático.

No sé si la banca busca y encuentra soluciones (la dación en pago), pero el hecho resulta realmente inhumano. Otra cosa es el dinero, por su puesto, para quienes carecen de él. H