Querido/a lector/a, los seres humanos en la medida en que somos animales más o menos inteligentes que tenemos conciencia, deberíamos incluir en la lista de las cosas a realizar durante el año 2018 la necesidad de cambiar, en el sentido de regenerar, la visión degradante que tenemos de la política y de los políticos.

Digo, sin duda alguna, que ese desprestigio de la política y de los políticos no es algo nuevo ni raro. No es nuevo porque, desde siempre, han sido realidades con mala imagen. Solo hay que ver lo que han dicho los grandes pensadores y personajes de la historia. El resultado, si hace la prueba, verá que es desmoralizador. Por cierto, cabe señalar que dentro del escalafón de políticos se solían salvar los alcaldes/as, posiblemente por su cercanía con los ciudadanos, pero ahora ni eso. Al tiempo, tampoco es raro porque al existir intereses contradictorios en el marco social y, en consecuencia, al realizar la política a través de intermediarios como los partidos que expresan las posiciones de una parte de la sociedad, las decisiones políticas que se toman nunca van en beneficio de todos y suelen perjudicar a algún sector que siempre mostrará sus desavenencias. Además, la política tiene serios enemigos: los políticos que solo miran sus intereses, los poderosos grupos económicos que no les interesa ni les importa el equilibrio social y presionan a los políticos elegidos, los políticos que no mantienen su autonomía frente a los grupos de presión, los políticos que no aceptan que las soluciones vengan de un diálogo abierto con los ciudadanos y se las imponen, etc.

Querido/a lector/a, a pesar de lo dicho, creo que todos debemos hacer un esfuerzo por regenerar el papel de la política. Bien entendida es una herramienta que puede ayudar a la convivencia social, debe defender el bien común y, sobretodo, tiene que ser el poder que aporte esperanza y justicia social a los que no tienen poder.

*Analista político