Quizá porque la palabra funcionario, se ha asimilado a: “vuelva Ud. mañana”, “he salido a desayunar”, o “vaya a la otra ventanilla”… Estereotipo que corresponde a los tiempos de Dickens, Kafka o a la época más oscura de España. Pero no son aquellos con visera y manguitos y escribiendo primero a lápiz y luego con plumilla y tintero…

Les puedo asegurar que en “funcionarios” se engloban muchos colectivos y que reivindicando sus derechos, que son los nuestros. Mis últimas experiencias con persona que trabajan en la función pública, lejos del arquetipo anterior, son diligentes, amables y concienzudas en que su trabajo se haga muy bien. Y repito, trabajo bien hecho, que es para que nosotros, el resto de ciudadanos, tengamos aquello que la ley y la Constitución nos otorga.

Puedo atestiguar personalmente que, por mi habitual despiste, me llamó Mª José, del INEM de La Vall, para decirme que necesitaba un documento que no había presentado y que sin él, todo el procedimiento estaba parado. En otra ocasión me llamaron del ambulatorio de Moncofa que, por cierto, se merece la ampliación ya, para que acudiese media hora más tarde, porque el doctor que me tenía que atender, tenía una reunión. ¡Media hora! Todo un detalle, que ni en la privada... En la Tesorería de la Seguridad Social de Onda, cansado de dar vueltas sin encontrar lo que buscaba, un caballero muy amable, me explicó dónde y cómo debía acudir para solucionar el asunto que me ocupaba. Así pues, les aseguro que si padecen por los paros y manifestaciones de los funcionarios, recuerden que su trabajo, revierte en todos y cada unos de nosotros. Desde el jardín de infancia, hasta la jubilación y más allá. H