La política como instrumento para solucionar la vida de los ciudadanos lleva camino de convertirse en el medio para llevar a los juzgados a quien gobierna. Esa es la forma directa que determinados grupos han optado como fórmula de acceso al poder. Llegados a este punto se da la paradoja que la judicialización es el camino más corto entre la permanencia en la oposición y lograr el gobierno. Flaco favor se hace en pro de una regeneración cuando todo el bagaje político que presentan grupos alternativos es ser capaz de instrumentar denuncias para desgastar a quien gobierna.

Vaya por delante que la corrupción debe ser combatida siempre, y denunciada siempre, pero corrupción significa meter la mano en la caja, y la infinita mayoría de las denuncias no son por eso.

Cuando un partido tiene un proyecto político, lo primero que debe hacer es enseñarlo, debatirlo y discutirlo, pero esconderse permanentemente detrás de las denuncias para ocultar las ansias de poder es poco transparente. Los ayuntamientos, los parlamentos están para contrarrestar ideas e iniciativas en beneficio de los ciudadanos, y cuando en lugar de hacer valer ese foro se va a la justicia está claro que algo falla y alguna carencia política tiene quien lo utiliza. Ni todo es corrupción, ni se puede tolerar, pero la oposición está logrando que el camino más corto entre gobernar y seguir en la oposición se llame judicialización. Y ahí no todo vale. H

*Diputado autonómico del PP