Este personajillo llamado Otegi ha sido condenado en firme por pertenecer a organizaciones terroristas, o sea, que es un terrorista (que siembra terror). Dirigente de ETA cuyos méritos son 800 viles asesinatos, muchos por resolver, entre ellos de mujeres, niños y personas de toda condición, con más de 300.000 desplazados. Ha participado en todo tipo de actos violentos y, curiosamente, nunca ha tenido problemas para depositar fianzas millonarias.

Ahora va de político. Otro más que se suma a la construcción de un frente popular sovietizado que nos quiere someter y arruinar a todos. Gracias al vergonzoso pacto que ha llevado a la excarcelación de montones de asesinos en una repugnante claudicación del Estado de Derecho frente a la violencia, que ha conseguido lo que quería, el poder con todos los recursos públicos que ello conlleva, y nuestros impuestos manteniendo todo este sinsentido.

Claro que renuncian a la violencia. Primero, porque carecen de infraestructuras para seguir con ella, y eso fue gracias a las fuerzas policiales, decentes, cuyo trabajo y esfuerzo, que a veces pagaron con la vida, logró inutilizarlos; y segundo, porque ya tienen lo que querían gracias a las cesiones de unos políticos españoles indignos de tal nombre.

Y va por la vida soltando discursitos de blanqueamiento de ETA. No se dejen engañar: el pasado no se borra, ni la historia se reescribe. No hubo ninguna guerra, solo terroristas matando cobardemente. Y ¿qué pasa con las víctimas de esta gentuza, viudas, huérfanos, mutilados?. ¿Qué han conseguido ellos? Muerte, dolor, alguna buena palabra hipócrita y olvido. H

*Notario