Querido lector:

Cada vez que el ministro Wert abre la boca o pone en marcha una medida, en la comunidad educativa saltan chispas. Así ha ocurrido con las universidades, entre ellas la de Castellón, en relación a la reforma aprobada sobre la duración de los grados y másteres por la cual se abre la posibilidad de que las universidades públicas tengan la opción de programar grados de 3 y 4 años y másteres de 1 y 2 años, en vez de grados únicamente de cuatro años y másteres de uno, como ahora.

El que escribe no tiene criterio para saber si la medida es mejor o peor que la normativa actual, pero evidentemente es capaz de ver algunas cosas. La primera y más importante es que de la forma en que se plantea el cambio y si no va acompañado de una revisión de tasas, supondrá un encarecimiento para el cómputo medio de cinco años de carrera, sencillamente porque el máster anual es más caro que un año de grado. A este respecto, también es verdad que si el estudiante cursa solo el ciclo de grado (tres años) la licenciatura le saldrá más barata.

En segundo lugar, otra circunstancia que se percibe es la falta de consenso. Desconozco si se ha intentado o no, pero lo cierto es que todos los rectores de universidades públicas se oponen, aunque su oposición tiene cierto carácter sistémico porque sus razones tampoco son demasiado convincentes, piden reflexión y consenso, olvidando que la medida no obliga, sino que posibilita, es decir, es voluntaria. Y además saben que lo que se ha hecho es igualarse a Europa. Alemania, Francia, Italia, Gran Bretaña, etc., lo hacen así desde hace mucho.

Un tercer aspecto tiene que ver con la estructura autonómica de nuestro país. Es decir, al ser voluntaria, cada distrito universitario o cada universidad puede adoptar la línea que crea mejor, lo que deshará cualquier uniformidad nacional. En cada comunidad, de una forma.

Y en cuarto lugar, la medida puede dar origen a la competitividad entre universidades, tanto públicas como privadas, al igual que en Europa o Estados Unidos, cuestión que aquí es casi un anatema.