Querido lector, cada noticia tiene su momento. Por eso, con el ánimo de que no pase el interés de las elecciones municipales en mi pueblo, en la Vall, escribo rápidamente y a pie de urna una primera y sencilla referencia sobre el resultado.

De entrada y a estas horas, lo único cierto es que las urnas dan al PP ocho concejales; el PSPV-PSOE, seis; EUPV, tres; Compromís, dos; Som La Vall, uno, y Ciudadanos, uno. Por lo tanto, ya conocemos el primer objetivo electoral, el de la representatividad. Aunque, de ese resultado, se desprende otro no menor: que los votantes de la Vall han decidido repartirla, de tal forma, que nadie tenga mayoría absoluta o todo el poder en sus manos.

A partir de ahí, aparecen las preguntas clásicas de siempre: ¿Qué hacer? ¿Cómo vamos a conseguir el objetivo final de todas las elecciones, el de la necesaria gobernabilidad? La respuesta es fácil de encontrar si queremos ser útiles a los vecinos y ayudar a solucionar problemas. Rápidamente aparece la necesidad de un gobierno que frente a la situación de emergencia que vive la Vall (el fiscal solicita que se investiguen ciertas prácticas administrativas del alcalde, el CSIC denuncia que la Vall forma parte de la España vulnerable y perdedora, etc.), aplique una política o programa diferente (asunto más importante que el cambio de personas y partidos en el ayuntamiento) que nos separe de la corrupción, fomente el bienestar, defienda la identidad cultural y el compromiso cívico, etc. Razón ésta que, por la dificultad que nos vamos a encontrar, reclama urgentemente que el gobierno sea sólido y estable, que repose sobre una mayoría suficiente y que se aleje de la improvisación, debilidad, chalaneo y provisionalidad permanente. Por cierto, si a lo dicho unimos que nadie tiene mayoría absoluta y que, los ayuntamientos no están facultados para volver convocar elecciones hasta que alguien la consiga, es evidente que todo indica que el pacto político es el único camino para conseguir, repito, el necesario y urgente gobierno de progreso para que La Vall mire al futuro con esperanza.

Querido lector, quiero aclarar que cuando hablo de pacto no defiendo una metodología oportunista y puntual para gobernar ahora y en la Vall. Digo, simplemente, que vivimos con una mayor pluralidad y se reclama una forma permanente de hacer política que incorpore el dialogo o el pacto como una suma y no una derrota, como una reforma del futuro y no un ajuste del pasado, como un valor que, en definitiva, contribuye a revitalizar la democracia y ayude a conciliar diferentes intereses por el bien común. H

*Experto en extranjería