Artilleries, entremesos, procesó, roques, momos, música o senill, bien podrían ser palabras clave a la hora de rememorar la fiesta del Corpus en otros tiempos. Porque de una manera sistemática aparecen en los documentos castellonenses que hablan sobre la organización de una celebración que, durante siglos, siguió unas mismas pautas. Por eso la documentación se refiere con frecuencia a les artelleries, es decir, los aparejos que se utilizaban en la representación teatral, els entremessos, y que una vez pasada la fiesta había que guardar hasta el año siguiente.

La procesión está ampliamente documentada con sus itinerarios y participantes. Un desfile en el que los carros o roques eran fundamentales, como también lo era su custodia por la persona responsable de ello en la conocida como casa de les roques. Sin olvidar a los siete momos que participaban. De les vestes noves dels momos informan los documentos cuando se refieren a los sastres que los cosieron o a los pintores que los decoraron.

Y por supuesto no faltaba nunca la música, un elemento del que ha quedado el testimonio de las facturas pagadas a los intérpretes. Tampoco se obvió la decoración de las calles que, enramades i empaliades amb senill, no solo dignificaban el paso del cortejo sino que además disimulaban, en ocasiones, el mal estado en que aquellas se encontraban. H

*Historiadora