Los votantes los han echado, por ser los peores gestores, de ayuntamientos, comunidades autónomas y Gobierno de España, y como están en la calle nada cuesta manifestarse en ella. Así manifestantes de izquierda han roto ya, a los dos meses de gobernar Rajoy, los cristales de la sede nacional del Partido Popular, ya tienen su primer trofeo. La justificación inicial, el corte de luz en un instituto valenciano, resultó ser falsa, al igual que la condición de estudiantes buena parte de los detenidos.

En educación, el Gobierno de Alberto Fabra, cuyo domicilio familiar fue indecentemente asediado por la izquierda plural, no se le ha recortado ni un céntimo y seguimos liderando la inversión nacional en este ámbito. El único ajuste realizado en el área educativa, a la que la Generalitat dedica 11,5 millones de euros al día, ha sido el de los complementos salariales de los profesores, pero estoy seguro de que ellos no están utilizando, ni intoxicando a sus alumnos con falsedades. Al menos los buenos maestros y profesores no lo van hacer, y son mayoría.

La educación ha sido la excusa, pero encontrarán muchas otras para salir a la calle, antes incluso de los 100 días de gracia que suelen otorgarse a los nuevos gobiernos.

Existía ansia de huelga, ya no se habían podido manifestar contra la malvada derecha y claro no se podían contener.

Una pena que los motivos para atacar a Rajoy sean menos de los esperados porque ha bajado el sueldo a los banqueros en un 70%, ha subido los impuestos a las rentas más altas, ha eliminado blindajes en contratos públicos y va a reducir los desahucios a familias sin recursos, pero irán apareciendo, o como el del luminoso apagón del instituto se los irán inventando.

De momento, con el de la reforma laboral tienen para unas semanas, a la izquierda le molesta que se mejore el peor sistema laboral de la UE, quieren que todo sea igual, que el paro sea perpetuo. Por ello, más importante que la opinión de los que desde el resentimiento se manifiestan, es la de quienes como Obama, Merckel, la Comisión Europea, o el FMI ensalzan las reformas que el ejecutivo de Rajoy está poniendo en marcha. H