El problema no es solo que las administraciones hayan reducido su aportación, o que los estudiantes estén pagando unas de las tasas más altas de Europa (un 67% más caras que en el 2012), el problema de financiación que sufren las universidades públicas españolas es que la falta de recursos está hipotecando su futuro crecimiento y que la brecha con las universidades de otros países europeos es cada vez mayor.

La precariedad de fondos está ya pasando factura sobre las plantillas de profesores, que cada vez más envejecidas, como han denunciado repetidamente los rectores. «Y está poniéndoselo cada vez más difícil a los estudiantes con pocos recursos, lo que supone una preocupante pérdida de capital humano por motivos económicos», lamenta la profesora Vera Sacristán, directora del Observatorio del Sistema Universitario (OSU), un organismo integrado por docentes e investigadores de distintas universidades.

MENOS INVERSIÓN PÚBLICA // El informe ¿Quién financia la universidad?, que presentó esta semana el OSU en la Universidad Complutense de Madrid y en el que se comparan los modelos de financiación entre comunidades y su peso respecto al global de España, de Europa y de la OCDE, constata que mientras en el 2009 las aportaciones públicas representaban un 78% de los ingresos de las universidades españolas, en el 2015 estos fondos suponían solo un 71% del total ingresado. En el mismo periodo, en cambio, la aportación de los estudiantes a través del pago de matrículas y precios públicos pasó del 11% al 18% del global de la financiación universitaria. «Ese incremento no se justifica por razones de aumento de alumnos», argumenta.

El documento recoge también que en el 2015 la financiación pública de la formación superior a nivel estatal representaba el 0,96% del PIB, cuando en el 2009 suponía el 1,14%. De este modo, España ocupa el octavo lugar por la cola de la OCDE (con una inversión media del 1,32%) y el sexto lugar de la UE-22 (1,27%). Andalucía es la única comunidad española que supera la media de la OCDE en cuanto al peso de la financiación pública de la universidad respecto a su PIB.

Con independencia del tipo de universidad, el gasto por estudiante en el 2014 de España era un 16,8% inferior al de la media de la UE y un 13,1% al de la de la OCDE. Desde entonces, los promedios europeos han ido aumentando, mientras que en España ha persistido su caída.