El rol tierno se agota en el mundo del famoseo y deja paso a una ola de chicas exmodositas que se destapan ahora como mujeres fatales. Su imagen es provocativa, levantan polémica allá donde van y cambian de novio como de peinado. Son las bad girls, tan temidas como deseadas por el público.

Una de las capitanas de este club es Rihanna. Aquella joven cándida que se presentó ante el mundo como una inocente cantante de pop con Umbrella se transformó en poco tiempo en toda una femme fatale. Ella lo dejó bien claro con la canción que da título al disco Good girl gone bad (chica buena convertida en mala). Y ahora en su debut como actriz en Hundir la flota, que se estrenará el 13 de abril, la diva de Barbados se transforma en una marine experta en fusiles, pistolas y metralletas.

Christina Aguilera también figura en la lista de mujeres de armas tomar gracias a la letra de alguno de sus éxitos como Still dirrty (Si quiero ser provocativa, bueno, no es un pecado, canta) y sus looks a lo dominatrix.

Tras una exitosa carrera como modelo y algún que otro papel secundario, Megan Fox saltó a la fama con Transformers. Pero no ha conseguido hacerse una carrera sólida en Hollywood, donde se habla más de sus excesos fuera de la pantalla que de su trabajo. La revista Rolling Stone calificó a la actriz como "la chica mala más sexi". En la misma línea, su fuerte carácter y su arriesgada estética han hecho de la cantante estadounidense Kesha otra antiheroína deslenguada y desaliñada. Ella misma lo reafirma en su canción A bad girl's lament. Mientras, Evan Rachel Wood también ha hecho lo posible por enterrar su imagen de niña buena. Otra artista que se dio a conocer como una chica modosita y que al poco tiempo se transformó en excéntrica y rebelde es Taylor Momsen, una de las intérpretes de Gossip Girl.