El hombre de 62 años que permaneció atrincherado en el interior de un bar de Zaragoza desde las 23.00 horas del lunes se disparó minutos antes de las 19.00 horas de ayer, sin que la policía haya podido evitarlo después de veinte horas de negociación.

El hombre, Luis Pedro R.G., había sido, al parecer, abandonado por su pareja, a la que habría prestado dinero para pagar el traspaso del local en el que ha acabado con su vida, supuestamente con el arma de fuego de pequeñas dimensiones que portaba. Fue su exnovia quien aseguró ayer que el hombre solo quería protagonismo con el encierro.

Los agentes decidieron entrar en el bar porque se habían agotado ya “todas las posibilidades de negociación”. Durante veinte minutos, en los que los agentes notaron al hombre “sereno, cansado y agotado”, trataron, sin éxito, de evitar el fatal desenlace. H