Dos pilotos de Binissalem (Mallorca) murieron ayer en un accidente áreo en Viladamat, en Girona, durante el despegue del ultraligero en el que se dirigían al Grao de Castellón, donde iban a pasar la noche. El aeroclub castellonense era la primera parada de una ruta por toda la península que iniciaban las víctimas, junto a otros 50 participantes, y que lleva por nombre Vuelta Ibérica.

La tragedia se produjo a las 9.00 horas. En la maniobra de despegue, y por motivos desconocidos, los dos fallecidos colisionaron contra la caseta de un huerto muy cercano a la pista. Tras el brutal impacto, el ultraligero quedó envuelto en llamas y sus dos ocupantes perdieron la vida.

Antes de que se produjera el siniestro otras aeronaves habían aterrizado en el Grao sin problemas. En total, 30 ultraligeros debían tomar tierra en el distrito marítimo por la mañana. Tras tener lugar el accidente mortal, el flujo de participantes en la Vuelta Ibérica se cortó durante unas horas, aunque todos los deportistas acabaron viajando a Castellón y tomaron tierra a mediodía.

El presidente del aeroclub del Grao, Yuri Rabassa, explicó en declaraciones a este periódico que el resto de pilotos llegaron “muy afectados” por lo sucedido. “Yo he llevado a algunos a sus respectivos hoteles y estaban conmocionados. No se hablaba de otra cosa. Es una trágica noticia, que ha empañado la ruta el día en el que comenzaba”, señaló Rabassa.

Y es que el resto de participantes abandonan hoy el Grao y ponen rumbo a Murcia, que será su siguiente parada. El camino los dirigirá, más tarde, a Málaga y Huelva, en un recorrido que dará la vuelta a la península, incluyendo una parada en Portugal.

Los equipos de rescate encontraron ayer la avioneta en llamas al final de la pista de despegue del campo de aviación. La nave había quedado calcinada. Los bomberos de la Generalitat catalana enviaron a cinco dotaciones al lugar, que extinguieron el fuego a la mayor brevedad.

También se desplazaron a Viladomat varias patrullas de los Mossos d’Esquadra y dos unidades del Sistema de Emergencias Médicas (SEM). Los medios desplazados solo pudieron confirmar la muerte de los dos ocupantes.

El jefe de instructores de la instalación gerundense, Jordi Sierra, fue una de las primeras personas en acudir al lugar del impacto y, aunque intentó apagar las llamas, tuvo que esperar a la llegada de los bomberos, ya que la aeronave accidentada iba cargada al máximo de combustible para llegar a Castellón y era arriesgado.

LAS CAUSAS // El instructor aludió como causas del siniestro a “la poca densidad del aire” y a que el avión despegó “un poco antes de tiempo y eso le hizo rotar a la derecha por el propio peso y chocar con la única casa que hay al lado del campo de vuelo”. Sierra incidió en que el aparato no falló y en que los ultraligeros “son superseguros y de última generación”. H