Los vecinos del camí la Coixa, Senda l’Ullal y Pou de Palomero se levantaron ayer con el sobresalto de comprobar que la zona había padecido una nueva oleada de robos. Hasta ocho se produjeron durante la noche del viernes al sábado y se unen a otros asaltos que ya se habían producido un par de noches antes. La Policía Judicial tomó ayer huellas dactilares por la zona, mientras los vecinos iban conociendo, a medida que avanzaba la mañana, nuevos casos, que los propios afectados comunicaban en el grupo de Whatsapp creado para alertar de la presencia de sospechosos o robos en el lugar, como ya publicó Mediterráneo el pasado octubre.

Aunque se trata de una zona residencial principalmente utilizada en la época estival, las viviendas vacías se alternan con otras que sí están ocupadas todo el año, algo que no hace sino incrementar la preocupación porque alguna de los domicilios asaltados está anexo a otros donde los propietarios sí dormían en su interior. Algo común en todos los robos es el hurto de los televisores y, a partir de ahí, se abre un abanico de enseres sustraídos que van desde videoconsolas a bombonas de gas, grupos de aire a presión o cañas de pescar.

No importó, en algunos casos, que la casa estuviese custodiada por pastores alemanes. «Les tiraron naranjas impregnadas de algún producto y, al olerlo, los durmió», dice su dueño, que sospecha de una banda organizada.