Más de un cuarto de siglo después de que tuvieran lugar los hechos, y tras haber pasado el caso por las manos de nueve jueces de instrucción, comenzó ayer la vista oral contra cuatro acusados de una presunta estafa inmobiliaria en Vinaròs que data de 1989. El fiscal solicita cinco años de cárcel y el pago de unos 150.000 euros --25 millones de las antiguas pesetas--, más intereses desde el ejercicio 1991, para los imputados, de los que uno, C.B.L. falleció el pasado año, de modo que únicamente declararon ayer tres de ellos, J.B.A.M., que intervino como director de una sucursal bancaria; el empresario J.J.F.C.; y su esposa, P.G.T. presidenta del consejo de administración de la empresa inmobiliaria implicada en el caso.

Se les atribuye haber vendido cinco viviendas a otras tantas familias con el único fin de lucrarse y sin tener intención de construirlas. De hecho, uno de los matrimonios afectados declaró que, tras haber adelantado seis millones de pesetas, la moneda de curso legal en aquel entonces, el director del banco y el fallecido constructor, C.B.L., al parecer, bajo las instrucciones del empresario, les llevaron a firmar pólizas de crédito por otros cinco millones, sin que se hubiera iniciado la construcción. Por último, tanto esta pareja como otra de las propietarias, dijeron haber suscrito una hipoteca y firmado escrituras, cuando solo se había edificado la estructura del inmueble. En ambos casos, además de pagar las cuotas de ese crédito, desembolsaron en torno a 60.000 euros más para terminar los pisos y las zonas comunes adjuntas.

Las defensas pidieron no solo la absolución de sus defendidos, sino que el juicio no se celebrara a tenor de los años transcurridos desde que tuvieron lugar los hechos, solicitud esta última que no fue atendida por el tribunal.

En una larga sesión, todos los acusados se desmarcaron de cualquier responsabilidad. El empresario inmobiliario atribuyó cualquier irregularidad a C.B.L, el acusado que murió en el último año, mientras que el director de la oficina bancaria dijo que su papel se limitó a hacer los trámites que se le encargaron. H