Lo que antes era una opción solo para unos pocos, ahora está empezando a generalizarse. El mercado del alquiler está registrando un apreciable auge en Castellón, aunque la causa no hay que buscarla en un cambio de mentalidad. Se alquila más por falta de alternativas. La inestabilidad laboral hace que muchos jóvenes no puedan acceder al crédito o comprometerse a pagar una hipoteca durante 20 ó 30 años. Y eso ha generado una fuerte demanda de inmuebles de dos o tres habitaciones. “Hay muchísima gente que prefiere alquilar y busca pisos de unos 300 ó 350 euros al mes”, explica Lupe Cuenca, gerente de la agencia inmobiliaria Rondacas, que reconoce que hace unos años los precios eran más elevados. De hecho, durante los años previos a la crisis, lo normal era pagar entre 550 y 700 euros por una vivienda de alquiler de 90 metros en la capital.

INGRESOS EXTRA // Además, cada vez son más los propietarios de inmuebles usados que optan por la fórmula del alquiler normal o con opción a compra para poder conseguir unos ingresos de una vivienda que no encuentra comprador, e incluso las propias promotoras recurren a este sistema para dar salida a los últimos pisos de un edificio, con el objetivo de no mantener cargas que les bloquee el acceso a nuevos créditos.

Si el alquiler va a más, lo mismo sucede con el fenómeno de compartir piso para hacer frente a los gastos, un opción que hasta hace muy poco tiempo se ceñía a los estudiantes universitarios. Ahora mismo hay decenas de ofertas en la provincia de propietarios de viviendas que, tras quedarse en el paro o afrontar una separación matrimonial, buscan compañeros para compartir piso y también los gastos de la hipoteca. Este fenómeno, muy de moda en ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia, empieza a irrumpir con fuerza en Castellón. H