La Xylella fastidiosa se cierne como una amenaza de muerte sobre la citricultura de la provincia tal y como la conocemos. Esta bacteria, que ya ha arrasado 540.000 hectáreas de olivos en Italia, es mortal no solo para este cultivo, sino también para los cítricos y el almendro, así como para casi todos los frutales y la vid. Entre todos suman más del 85% de la superficie agraria de Castellón.

Lo confirma el jefe del servicio de Sanidad Vegetal de la Generalitat, Vicente Dalmau, quien destaca que, antes de que la Administración aprobase, en junio pasado, el plan de contingencia, «ya aplicábamos medidas preventivas». Pero también reconoce que es prácticamente «imposible» evitar la llegada de esta plaga, «con tantas especies huésped [hay ya 360 y se siguen descubriendo], algunas de las cuales ni siquiera presentan síntomas...». Los expertos reconocen que esta bacteria, que estrangula, como si de colesterol se tratase, los vasos por los que corre la savia en la planta, podría ya estar en la península.

DIVERSA

Con varias subespecies (cada una afecta a cultivos diferentes), «y con una capacidad de mutación increíble», señala el responsable de olivicultura de la Unió, Hilari Jaime, la enfermedad ha hecho ya que se destruyan 2.000 plantas en Baleares, donde se ha abandonado toda esperanza. «Mallorca se da ya por perdida», señala Dalmau. Y también se halla en el sur de Francia y Córcega, además de en Italia, donde las últimas noticias apuntan que se está extendiendo todavía más.

«El riesgo de que aparezca en la península es muy alto, a medida que se haga más prospección, es probable que se detecte», apunta el investigador del CSIC Alberto Ferreres. La experta de la Universidad de Córdoba Blanca Landa, que asesora a los Gobiernos central y balear en el tema, señala que en España «estamos en el momento cero de la epidemia, equivalente al momento en que se detectó en Italia: todavía no se sabe cómo va a afectar».

Jaime ya tiene respuesta: «En Castellón puede hacer una maleza. Todavía no se ha detectado, lo cual no quiere decir que no esté». Con él coincide Dalmau, a pesar de que han tomado «más de mil muestras [de material vegetal] y todas han sido negativas». El responsable autonómico de Sanidad Vegetal recuerda que la bacteria no tiene cura, que es tremendamente mortal para el olivo y en los cítricos causa la Clorosis variegada, «la enfermedad más dañina de los cítricos en Brasil hasta que llegó el Greening».

LA COSTA, PEOR

En Castellón sí se ha detectado el vector que transmite la enfermedad, el Philaenus spumarius, un insecto chupador que introduce la bacteria bajo la corteza. Este es un animal «presente históricamente en la zona», apunta Dalmau. En las prospecciones de Conselleria se han capturado 34 ejemplares en dos años «y todos han dado negativo». Este insecto no soporta el frío ni el calor extremo, con lo que las zonas montañosas podrían tenerlo mejor para no sufrir la plaga.

En cuanto a un tratamiento, Dalmau se aferra a la posibilidad de que dos proyectos europeos (Fonte y Xfactors, dotado cada uno con siete millones y en los que colabora el IVIA) encuentren «una cura o algo que ralentice la enfermedad». Además, la evolución dependerá de muchos aspectos: «Está en América desde hace muchos años y allí no está todo seco», concluye Dalmau.