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ECONOMÍA

La clemenules se agotará en Castellón a mitad de diciembre en la campaña más corta en décadas

De cada cien kilos de fruta que entra en los almacenes, 30 se tiran por la plaga de la mosca del Mediterráneo

Los almacenes trabajan a pleno rendimiento para dar salida a la fruta,. Manolo Nebot

En apenas 15 días encontrar un kilo de clemenules en una finca o en una cooperativa o comercio privado de Castellón será prácticamente imposible. Pese a que lo habitual es que la campaña de la variedad que representa el 80% de la producción citrícola de la provincia finalice a mediados de enero, este año los plazos se van a acortar y las previsiones apuntan a que entre el 15 y el 20 de diciembre se acabarán las existencias de la nulera. Y eso, automáticamente, va a implicar el final de miles de contratos tanto de collidors como de personal de almacén y miles de euros de pérdidas en jornales.

En el sector pocos son los que recuerdan una campaña tan corta. «Seguramente será la segunda más breve en décadas. Que las existencias de clemenules se acaben sobre el 20 de diciembre solo lo recuerdo en la temporada 2019-2020 en la que la producción cayó a las 250.000 toneladas», explica Carles Peris, secretario general de la Unió Llauradora y Ramadera, que describe que la recolección va muy adelantada, la demanda está respondiendo bien y se está exportando a buen ritmo.

En apenas dos o tres semanas ya no habrá clementinas y la culpa la tiene la climatología. Y, además, por partida doble. «Las lluvias del mes de marzo afectaron gravemente a la floración de los naranjos, como también lo hizo el calor del junio, que provocó que mucha fruta cayera al suelo», coinciden en dos cooperativas citrícolas de la provincia. 

Pese a que en septiembre el aforo de la Conselleria de Agricultura estimó en 331.483 la producción de clemenules en Castellón, la realidad es que la cosecha finalmente va a ser algo más baja. Pero el verdadero drama al que enfrenta este año el sector citrícola, más allá de la merma de kilos por el calor y una primavera excepcionalmente lluviosa, es a la cantidad de fruta podrida que llega a los almacenes de la provincia. «La mosca del Mediterráneo nos está afectando muchísimo y estamos desechando muchísima mandarina», aseguran las mismas fuentes. 

Si lo habitual es que en el almacén se rechace el 85% de la fruta que llega del campo, esta campaña el porcentaje baja al 70%. Y eso, significa que de cada cien kilos se descartan 30. Lo nunca visto. «Unos niveles tan elevados de destrío acabarán afectando negativamente a las liquidaciones», aventuran tanto las cooperativas como las organizaciones agrarias.

Reclamaciones por fruta podrida

 Y todo eso por no hablar de la cantidad de reclamaciones que les están llegando a los comercios y cooperativas por parte de clientes internacionales, que están rechazando partidas de fruta porque les llega podrida. «La mosca es muy puñetera y el daño que causa no es visible. La mandarina, aparentemente, sale en perfectas condiciones de Castellón, pero en los dos días que tarda en llegar, por ejemplo, a París o Berlín la plaga la pudre. Hay clientes que nos devuelven la mercancía y otros revisan a la baja los precios del contrato. Es desesperante», afirman. 

Lo que no varía, al menos de momento, es el precio que se paga en el campo. La clemenules cotiza a entre 0,30 y 0,40 euros el kilo, pese a que en las tiendas europeas alcanza hasta los 14 euros. 

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