Sandra Alberich es la presidenta de la Junta de Camareras de la Mare de Déu del Lledó y afirma que en estas celebraciones ha vivido sentimientos encontrados. «He sentido tristeza por no poder celebrar unas fiestas normales, multitudinarias como son siempre, pero a la vez la ilusión y la alegría están presentes, pues dentro de las restricciones los actos litúrgicos, que son nuestro núcleo, sí que los hemos celebrado y podemos hacerlo estos días que aún quedan».

La presidenta de la Junta de Camareras tiene la responsabilidad de retirar del lugar de custodia las joyas de la Virgen, que son colocadas en su imagen que hay en la Basílica por las camareras. Además, “las camareras debemos mantener el aseo y ornato de la imagen de la Virgen del Lledó de la Basílica y de la imagen que hay en la Concatedral de Santa María, así como de cuidar de que el culto se celebre con el debido decoro y esplendor”.

«Para mí, la Virgen, como versa la Salve, es esperanza y consuelo, es la Madre que siempre acoge y nos protege bajo su manto, es la luz que ilumina nuestro camino y el espejo en el que nos gusta mirarnos cada día», revela Alberich, quien añade que «los castellonenses quieren fervientemente a su patrona y así lo demuestran con sus constantes visitas a la Basílica para verla allá arriba, en su hornacina, mirando hacia su pueblo y rezando por todos».

«Nuestro querido obispo Casimiro López ha encomendado a la Real Cofradía que hoy se baje la imagen de la Virgen al Altar Mayor para que todos los castellonenses puedan pasar a venerarla y tenerla mas cerca. «Animo a que venga a ver a la Mareta, pero con prudencia y guardando y cumpliendo la normativa sanitaria actual. La salud es lo primero».