El Colegio Oficial de Médicos de Castellón está de estreno. Esta semana ha inaugurado su nueva sede en la avenida del Mar de la capital de la Plana en un amplio edificio con las últimas tecnologías, diciendo adiós a la que ha sido su casa, en la avenida Capuchinos, en los últimos 50 años. El objetivo es poder ofrecer mejor formación y prestaciones a los cerca de 2.800 colegiados con los que cuenta la entidad. Su presidente, el médico de familia del centro de salud 9 d’Octubre de Castelló José María Breva, con 38 años de ejercicio a sus espaldas, aborda la actualidad sanitaria, marcada todavía por la pandemia, y trata los retos pendientes de un sistema de salud que responde gracias al potencial de sus profesionales, pero que presenta grandes lagunas.

Han inaugurado una nueva sede del Colegio de Médicos en un momento en el que ya se ve la luz al fin de la pandemia. ¿Qué balance hace de la crisis sanitaria?

La inauguración de nuestra sede es un hito importante para nuestros colegiados, que han contribuido a que ello sea posible. Supone la modernización de los servicios, en paralelo al diseño de una nueva aplicación que, con la web institucional facilitan las gestiones on line. Por otra parte, buscamos acercarnos más a la ciudadanía, que tiene abiertas las puertas de esta sede. Es importante resaltar que la adecuación de este inmueble de cuatro plantas en altura y dos subterráneas se ha hecho en plena pandemia y su apertura permite lanzar un mensaje de esperanza a nuestros colegiados y a la sociedad en general. El balance que hacemos de la pandemia es muy negativo, tanto para la sociedad en general, como para los médicos, porque en estos meses se han producido muchas ausencias de compañeros que lamentablemente nos han dejado.  

La pandemia ha puesto de manifiesto que, a pesar de tener uno de los sistemas sanitarios mejor del mundo, había fallos y falta de recursos. ¿Dónde cree que habría que focalizar las mejoras?

La pandemia nos ha hecho ver que nuestro sistema sanitario es uno de los más accesibles del mundo y que es un activo que debemos cuidar, cada uno en su parcela, bien sea como pacientes o como sanitarios. Y también nos ha hecho ver en los primeros momentos que los profesionales sanitarios estábamos indefensos por falta de equipos de protección, además de falta de recursos humanos y materiales. Siempre hemos ido un paso por detrás y se han hecho cosas con improvisación. Quizás habría que haber focalizado más en asesoramientos y mayor comunicación con los profesionales.

Usted es médico de familia y justamente la Atención Primaria ha vuelto a demostrar su efectividad y entrega al paciente. ¿Qué mejoras requiere esta atención que es la puerta de entrada del ciudadano al sistema de salud?

La Atención Primaria es preciso cuidarla desde las administraciones sanitarias, que deben ser conscientes de que han de invertir en mejoras de las infraestructuras y dotar a los centros de salud de los recursos humanos y técnicos necesarios para poder dar una atención de calidad a los ciudadanos. En especial, en los municipios del interior, de la denominada España vaciada. Hay que incentivar a los profesionales para que se cubran esas plazas. En esa línea hemos planteado a la Diputación provincial de Castellón trabajar para buscar soluciones.

Otro de los asuntos que llevan tiempo reclamando es que las agendas, es decir, los cupos de pacientes. ¿Se están cumpliendo estos cupos?

El problema de los cupos y las agendas es un hecho que repercute en la atención a los pacientes. Desde el colegio defendemos que hay que ajustar los ratios para poder realizar una atención de calidad. Ahora, con los protocolos marcados por el covid 19, tenemos unas agendas muy cargadas, combinando la atención telefónica o telemática con las citas presenciales programadas, pero, además, atendemos también a los pacientes que acuden sin cita a los centros de salud.

El 31 de mayo se despidieron a casi 600 sanitarios de refuerzo covid. ¿Debería la Administración haber mantenido a estos profesionales para resolver el problema histórico de plantillas escasas?

La sobrecarga de trabajo es algo que está ahí, que viene de antes de la pandemia, pero que con ella se ha agravado. Si ahora, en la antesala de las vacaciones y con el seguimiento de las medias para controlar la pandemia, se despide a esos 600 sanitarios el problema se vuelve a presentar. 

Ustedes los médicos llevan tiempo denunciando que la falta de oportunidades y las malas condiciones laborales aboca a muchos profesionales a marcharse a otras comunidades o al extranjero ¿Cómo se podría frenar la marcha de los facultativos?

Así es. La situación no es de ahora, viene de lejos. Ello crea un problema, porque nuestro país forma a buenos profesionales, que son valorados por otros países, y nosotros nos quedamos sin ellos, como se ha visto ahora. Para evitar esta fuga de médicos sería necesario ofrecerles incentivos. Algo que puede ir en la línea de darles contratos fijos y remunerados de acuerdo a su formación.

Otro de los problemas que se arrastra de tiempo es la falta de relevo generacional, es decir, el hecho de que haya muchos facultativos a punto de jubilarse y no haya personal para sustituirles. ¿Cómo ve la situación?

El envejecimiento paulatino de las plantillas es algo de lo que venimos alertando a la Conselleria de Sanitat desde hace años. El problema, en función de los datos que da el Instituto Nacional de Estadística es que el número de médicos jubilados se ha triplicado, al pasar de 158 a 476 en 10 años, como recogía vuestro diario estos días. A todo ello debemos añadir el hecho de que cuatro de cada diez médicos tiene más de 55 años. Ello conlleva el problema de sustituirlos en un plazo breve de tiempo. De hecho, la Sindicatura de Comptes alertaba del problema y ponía el foco en los médicos de familia, un colectivo en el que casi seis de cada 10 tienen más de 60 años. Con estos datos o la Administración sanitaria actúa pronto o tendremos un problema grave.

¿Cree que la Conselleria de Sanitat ha gestionado la pandemia de forma correcta o ha habido ciertas lagunas?

Nos ha pillado a todos por sorpresa esta terrible pandemia. Al principio, faltó material de protección, que además era difícil de conseguir, faltaba personal, era complicado gestionar la crisis de forma adecuada. También faltó comunicación y asesoramiento. Luego, poco a poco, la gestión ha mejorado y con las vacunas podremos conseguir esa inmunidad que nos pueda llevar de nuevo a la normalidad.