A Soledad ya no le quedan puertas a las que llamar. Esta empresaria de Alcossebre lleva un par de meses buscando personal para su restaurante, pero el calendario marca mitad de julio y sigue sin encontrar profesionales dispuestos a trabajar en la cocina de su restaurante o servir mesas. «Es frustrante. He puesto anuncios en todas las páginas web que conozco; he llamado a la Escuela de Hostelería de Castelló, he contactado con Labora... pero continúo sin encontrar a nadie y tengo el local lleno de clientes», resume esta emprendedora, propietaria de un conocido local de Alcossebre. 

Soledad (pide que no se publique su apellido) no encuentra camareros ni cocineros y no es, ni mucho menos, la única empresaria del sector que este verano tiene este problema. Un vistazo a los principales portales de internet, ETT e incluso a los anuncios de Labora basta para comprobar que hay decenas de puestos vacantes y los hay en prácticamente todos los municipios de la costa, desde Vinaròs a Almenara. «Nuestro sector hace años que tiene problemas para encontrar trabajadores cualificados, pero este verano se lleva la palma. Y no lo entiendo. En este país hay cuatro millones de parados y no puede ser que un empresario ponga un anuncio, ofrezca contrato y salario digno y no le llame nadie», lamenta Antonio, dueño desde hace varias décadas de un restaurante de Orpesa especializado en la elaboración de arroces y que también busca cocineros y ayudantes de cocina. «La gente no quiere trabajar y el Gobierno, este y todos los de antes, en vez de enseñar a pescar a los que no tienen un empleo lo que hace es darles un plato de lentejas», se queja.

En un verano normal, las empresas del sector realizan en Castellón entre 12.000 y 14.000 contratos laborales a camareros y cocineros, pero este año la falta de personal podría provocar que las cifras fueran mucho más bajas. La patronal es consciente de ello y achaca el déficit a que muchos trabajadores que, tradicionalmente, han encontrado empleo en la hostelería, con la pandemia han huido hacia otros sectores. «La hostelería en la provincia se está encontrando este verano con dificultades para completar plantillas. Muchos locales llevaban 16 meses cerrados, y lógicamente, decenas de trabajadores han buscado refugio en otras actividades. Es otro de los efectos negativos inducidos por la pandemia», argumenta Luis Martí, vicepresidente ejecutivo de la Asociación de Hostelería y Turismo de Castellón (Ashotur).

Un sector duro y sacrificado

Los sindicatos creen que la pandemia ha influido en la falta de personal, pero añaden otras muchas causas. «A los bajos salarios, las duras condiciones de trabajo, la falta de conciliación familiar y social de este sector... este verano se une que muchos profesionales han conseguido empleo en otras actividades y ahora no consideran el cambio. En nuestra provincia el sector de hostelería solo es atractivo porque ofrece un número importante de empleos, no por la calidad de los mismos», defiende Benjamín Sánchez, secretario general de la Federación de Servicios (Fesmc) de UGT Castellón, que asegura que un gran porcentaje del empleo en hostelería es de paso. «Resulta casi imposible plantearse un futuro con un empleo de hostelería en Castellón. Los puestos que ahora se ofrecen son estacionales, mal pagados y cargados de una enorme incertidumbre», añade Sánchez, que recuerda que el sector sigue sin convenio.

Los empresarios son conscientes de que trabajar en la hostelería es todo menos un chollo. Los contratos que se ofrecen suelen tener un carácter temporal y hay que estar al pie del cañón cuando todo el mundo está de vacaciones. «Claro que es un trabajo sacrificado, pero los trabajadores ganan lo que estipula la ley. Ni más ni menos», explica el propietario del restaurante de Orpesa que dice que ya ha perdido la cuenta de las veces que un trabajador le ha dejado tirado. «Se comprometen a empezar un día y ni te aparecen ni te avisan. A esto no hay derecho», sentencia.

Aunque este año la falta de profesionales es más acuciante que otros veranos, el problema viene de lejos. Y afecta en mayor o menor medida a todas las zonas turísticas del país. La Confederación Empresarial de Hostelería de España considera que las soluciones no son sencillas y entre las causas destaca la grave regresión demográfica, los desajustes entre oferta formativa y oportunidades del mercado laboral; la baja aceptación de la FP o la falta de políticas activas que impulsen la movilidad. «Todas estas razones y alguna más ponen en peligro de mantenimiento de muchos negocios», avisan desde la Confederación.