Los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) se han convertido en uno de los conceptos más repetidos a lo largo de la pertinaz pandemia de coronavirus. Un mecanismo empleado de forma masiva por las empresas, que de esta manera reducen los costes laborales con el compromiso de recuperar a sus trabajadores cuando la situación mejore. Mientras tanto, los asalariados perciben una prestación por desempleo, y las administraciones no cuantifican a estas personas como parados en las estadisticas.

En el caso de Castellón llegó a haber más de 36.500 personas de forma simultánea en situación de ERTE, una situación que se dio en el mes de abril del pasado año. 

Aunque no todos han podido reincorporarse, el Ministerio de Seguridad Social da a conocer que es precisamente esta la provincia de España que mejor ha recuperado ahora a los afectados por este paro temporal. 

La ratio entre los afiliados a la Seguridad Social y los incluidos por ERTE es del 0,85%. Ninguna otra demarcación del país está en mejor posición que el territorio castellonense. Inmediatamente después se encuentran Huelva (0,87%), Cuenca (0,88%), Murcia (0,95%), Lleida (0,98%) y Guadalajara (0,99%). Se trata de las únicas provincias que se hallan por debajo del 1%, lo que indica que la inmensa mayoría ha tenido la oportunidad de volver a su puesto de trabajo.

En la parte contraria se contabilizan las zonas en las que más dificultad existe para salir de un ERTE. Las Palmas es la provincia con más trabajadores en esta situación, con el 8,58% de sus afiliados, seguida de Santa Cruz de Tenerife, con un 7,23%, y Baleares, con un 5,39%, todas turísticas.

Inflexión

Las razones que explican las buenas cifras de Castellón hay que encontrarlas en las características del tejido productivo. Las zonas con mayor actividad industrial han resultado menos afectadas por el impacto del covid-19. Y dentro de la industria merece un apartado especial el clúster cerámico, que pese a la incertidumbre de los primeros momentos fue capaz de remontar con contundencia la producción a los pocos meses de iniciada la alerta sanitaria, e incluso mejorar sus datos de exportaciones.

El segundo factor se encuentra en otro de los motores económicos de la provincia, el turismo y la hostelería. Durante los primeros compases del confinamiento que impuso la pandemia el pulso se quedó prácticamente a cero. Posteriormente hubo un verano del 2020 a medio gas, aunque con mejores números que aquellos destinos especializados en atraer a visitantes extranjeros.

La tercera ola volvió a impactar en el sector, lo que originó un fuerte repunte de los afectados por los ERTE. En febrero, con la hostelería de nuevo cerrada para atajar los contagios en la Comunitat, Castellón rozó los 10.000 parados temporales, con 9.252.

La mejora de los números sanitarios y la reapertura progresiva de la hostelería volvieron a marcar un claro punto de inflexión. Este verano sigue estando lejos de los números registrados en el 2019, pero hay más movimiento que hace justo un año, y de nuevo el turismo nacional salva las cifras en esta quinta ola. Aún así, el ocio nocturno o el comercio están lejos de lograr recuperar la plena normalidad.