El desmesurado incremento del precio de la luz ahoga aún más a las 19.344 empresas y a los casi 42.000 autónomos de Castellón, que han visto cómo en un año se ha duplicado el coste de la energía y en el último mes se han encadenado récords históricos casi cada día. Una situación que está provocando una fuerte caída de sus facturaciones, a la que se añade un aumento de los costes que en muchos casos amenaza con fulminar los estrechos márgenes con los que subsisten. Y el comercio es uno de los sectores más afectados, con incrementos abismales en el recibo de 300 o incluso 400 euros al mes. Panaderías, carnicerías y peluquerías de la provincia son los sectores más afectados por la escalada de precios y el impacto de la tarificación en tres tramos. Lo más grave es que los expertos avisan de que las subidas se prolongarán varios meses más. Hasta febrero o marzo del 2022 el recibo seguirá por la nubes.

La Confederación de Empresarios del Comercio, Servicios y Autónomos (Confecomerç-Covaco Castellón) ha realizado un sondeo entre sus asociados en la provincia y reconoce que el mayor perjuicio se lo están llevando negocios que para su labor diaria necesitan maquinaria o aparatos eléctricos. «Es el caso de las panaderías o las peluquerías; o en el caso de las carnicerías, con las cámaras frigoríficas que precisan de electricidad. Es un consumo necesario para funcionar», advierte la secretaria general de Confecomerç-Covaco Castellón, Tere Esteve.

En la otra cara de la moneda se encuentra el sector textil. «La visión general es que no han percibido ninguna subida en la factura de la luz de julio --que ha llegado en agosto-- y puede ser debido a que en muchos casos explican que tenían contratada ya una tarificación especial por tramos y que con las modificaciones no les ha afectado tanto. Además, en muchas tiendas de ropa ya habían renovado y se habían pasado a la iluminación led de bajo consumo», añade la portavoz del sector del pequeño comercio.

Casos reales

Por ver ejemplos reales, una panadería de la provincia cuenta su experiencia: «Me vino en julio --por el gasto de junio-- una factura de la luz de 952 euros; y un mes después, este agosto --por el consumo de julio--, he tenido que abonar 1.272 euros. Una diferencia de 320 euros más». Pero, un año antes, por julio del 2020 pagó 632 euros, prácticamente la mitad. «La subida afecta enormemente, ya que toda la maquinaria, incluido el horno, funciona con luz, y dependo de ello para poder trabajar. Las medidas que puedo tomar ya están realizadas: adecuar todo lo que pueda a lámparas led, aunque supone un ahorro muy pequeño», dice.

Otro caso es el de una peluquería, que ha pagado 230 euros más de luz en julio que un mes antes, «aunque también he tenido más actividad». Una librería ha visto cómo le subía en 40 euros más mensuales; mientras que a una tienda de material deportivo el alza ha rondado los 15 euros.