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AVANCE SANITARIO HISTÓRICO

La ciencia cambia la vida de dos jóvenes de Burriana

El Gobierno ha anunciado la financiación del Kaftrio, un medicamento que ya ha demostrado mejorar la calidad de vida de las personas que sufren fibrosis quística

Rosana prepara con doble ilusión la boda de su hija Ángela, que se casa días después de conocer la gran noticia. MIRA

«Me han dado la alegría más grande de mi vida». En estos términos compartía ayer su felicidad Rosana Ballester, de Burriana, tras conocer que el Ministerio de Sanidad y la farmacéutica Vertex han llegado a un acuerdo de financiación en España de Kaftrio, un medicamento que «significa vida», afirma.

La historia de Rosana y su familia habla de sacrificio, sufrimiento y esperanza, mucha esperanza, la que hace falta para asumir que tus hijos, desde su nacimiento, sufren una enfermedad rara y mortal, la fibrosis quística, y que el camino que vas a recorrer va a estar lleno de obstáculos. Pero a veces llegan buenas nuevas, como la de que un fármaco de efectividad probada en otros países va a empezar a suministrarse en España a partir del 1 de diciembre dentro del Servicio Nacional de Salud, tras la autorización de la Agencia Estatal del Medicamento y la firma del acuerdo mencionado.

¿Qué es?

Resumir en unas pocas líneas qué es la fibrosis quística y cómo vive quien la sufre es imposible. A riesgo de ser imprecisos al no emplear conceptos científicos, podría decirse que en estas personas --existen numerosas variantes-- todas las glándulas que generan fluidos lo hacen con un espesor anormal, con todo lo que ello supone, provocando infecciones constantes y un deterioro mortal. El Kaftrio controla y regula los procesos que llevan al organismo a actuar de una forma tan autodestructiva.

Carlos y Ángela, los hijos de Rosana, tienen algo que otros no han logrado, «están aquí» para ser testigos y beneficiarse de este avance, porque «muchos se han quedado por el camino y eso es muy duro».

1 de cada 24

Ambos nacieron con un defecto genético. Sus padres son portadores de un gen que tienen 1 de cada 25 personas, por tanto, sin saberlo, tenían un 25% de posibilidades de que sus hijos sufrieran la enfermedad. No conocieron el diagnóstico de Carlos hasta que Ángela estaba en su séptimo mes de gestación. Y así, tuvieron que asumir y hacer frente a su realidad. Desde entonces, su vida es un reto diario, recibiendo tratamientos complejos, permanentes y muchas veces dolorosos. Pero todo será distinto a partir de ahora. Seguirán enfermos, pero ganarán tiempo y «sobre todo, calidad de vida». Ese es el convencimiento de esta familia de Burriana y de tantas familias como la suya para las que ayer fue un día histórico e inolvidable.

Tan inolvidable como será el próximo sábado. Ángela se casa. Su madre asegura que ese día «celebraremos la vida».

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