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Sociedad

La pesadilla de los vecinos de la calle Dean Martí de Castelló: unos okupas toman un edificio entero

Una veintena de intrusos se adueña de un inmueble vacío y protagoniza peleas, gritos y fiestas

Fachada del edificio de la calle Dean Martí okupado íntegramente.

La calle Dean Martí de Castelló, a muy pocos metros de la Farola y justo detrás de la delegación de Hacienda, ha sido siempre un lugar tranquilo. Niños yendo y viviendo del cole, señoras con sus carros de compra en dirección al mercado de Sant Antoni... pero la paz y la calma que se respiraba quedó truncada hace poco más de seis meses. Los vecinos conviven desde el pasado mes de junio con un edificio de cuatro plantas okupado íntegramente por una veintena de personas. Lo grave, más allá de que los intrusos están incurriendo en un delito de allanamiento de morada, es el clima de inseguridad que se respira en la zona: gritos y fiestas hasta altas horas de la madrugada, peleas, discusiones, coches con las ruedas reventadas... «Ya no podemos más. La situación es insostenible», explican varios de los vecinos que aseguran sentirse «atemorizados».

La historia del número 36 de la calle Dean Martí es la historia de muchos edificios del país. El boom inmobiliario llevó a constructoras y entidades financieras a levantar promociones que prometían hogares felices, pero el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008 se las llevó por delante. El inmueble, que consta de un entresuelo y ocho viviendas y está completamente acabado, ha permanecido vacío durante años, aunque fue poco antes del verano cuando los vecinos de la calle empezaron a ver movimiento. «De un día para otro empezó a llegar gente. Primero llegaron unos, luego otros.... y así hasta ocupar todos los pisos del edificio, incluido el entresuelo», cuentan varios residentes.

Gente con recursos

La mayoría de la veintena de personas que han okupado el edificio son personas de nacionalidad española, de entre 25 y 50 años y, según describen los vecinos, no son familias que pasan hambre. Todos tienen teléfono móvil de alta gama, no les falta ropa ni zapatos, en las viviendas hay conexión a internet y alguno de los intrusos incluso conduce un coche de lujo. «Si fueran familias que por necesidad, por no poder pagar un alquiler o una hipoteca, están okupando alguna de estas viviendas no diríamos nada. El problema es la inseguridad y las molestias que causan todos los que viven ahí. El otro día, por ejemplo, tiraron un radio cassette por la ventana. Imagine que en ese momento pasa un niño o una persona mayor por la calle», narra indignado y desesperado otro de los vecinos del vial.

Además de adueñarse del edificio, los okupas lo han hecho también de la zona azul que hay enfrente del mismo edificio. «A veces ponen una señal para que no aparque nadie y al trabajador de la ORA le han llegado a tirar huevos. Y recriminan a los vecinos por mirarles. Hay personas que viven atemorizadas», describen.

Viejos conocidos de la policía

La pesadilla que viven los vecinos de Dean Martí es de sobra conocida por la policía, tanto la Local como la Nacional. «Día sí y día también les llamamos para avisarles de peleas, ruidos... pero no pueden hacer nada. Los okupas saben muy bien lo que hacen. Conocen que el edificio es propiedad de un banco y se aprovechan de ello. Y también son conscientes de que la policía tiene las manos atadas. Incluso se burlan de los agentes», añaden los residentes.

La situación se vuelve cada día más complicada y los vecinos se sienten impotentes. «Solo queremos que se vayan, que nuestra calle vuelva a ser la de siempre». 

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