Ricardo López de Mota es un joven almassorí de 25 años que vive por y para viajar. Este auxiliar de enfermería afirma que "desde bien pequeño tenía claro que mi sueño no era ser futbolista ni torero, yo lo que quería era ser explorador".

Su cuentakilómetros arrancó en 2016, cuando acababa de cumplir los 19 años. Su primer destino fue Inglaterra, allí aprendió el idioma mientras se mantenía económicamente en trabajos de hostelería.

Un año más tarde volvió a coger el avión, pero esta vez su vuelo fue más largo, aterrizó en Australia, concretamente en la ciudad de Perth. Inició así una nueva vida en la ciudad más aislada del mundo, pues la población más próxima a ella se encuentra a 2.000 kilómetros de distancia.

Donde va un castellonense hay paella

En el país de los canguros aprovechó sus raíces para ganar un poco de dinero, ya que cocinaba paellas para los locales, aunque reconoce entre risas que no tendría valor de hacer una de sus 'paellas australianas' en las fiestas de Santa Quiteria.

“Allí no abundaban las verduras que hay Castellón y básicamente le ponía en la paella lo que pillaba. La paella que más triunfa entre los australianos lleva chorizo y pollo. Les encanta”

Un nuevo rumbo, el Sudeste Asiático

"Año nuevo, vida nueva", este refrán podría ser sin duda el eslogan de la vida de Ricardo. Si en 2017 se asentó en Australia, en 2018 fue el turno del Sudeste Asiático, concretamente de Indonesia, Tailandia, Camboya y Laos.

De este viaje se lleva algunos de los recuerdos que más valora, "me alojé en templos de monges, hice de maestro de inglés en aldeas remotas de Indonesia, a partir de ahí cree vínculos con familias locales y acabaron invitándome a una boda, sin duda me pasaron cosas que nunca hubiera podido imaginar".

Le gusta destacar su paso por Laos, reconocer que es su país favorito: "Allí descubrí la realidad de la Asia rural, hay mucha pobreza, los niños no saben lo que es tener zapatos".

A descubrir América

Los últimos grandes viajes han sido al continente americano, tanto al norte como al sur. El de Almassora ha descubierto Brasil, Canadá y Hawái en un periodo de tiempo de dos años.

Del primero destaca su estancia en Sao Paulo y el disfrutar de unos carnavales a los que llegó solo y terminó conociendo a mucha gente con la que aún mantiene contacto pese a la distancia.

Por otra parte, Ricardo reconoce que la llegada a Canadá fue más costosa de lo esperado: "Ya tenía el visado para empezar a trabajar allí, pero llegó la pandemia y me quede en casa para trabajar en el Hospital General de Castelló, una vez se relajó la situación pude por fín volar. Una vez allí estuve un tiempo viviendo en las Montañas Rocosas. Me apasiona la historia de los Indios Americanos, y durante esta experiencia puede aprender muchísimo sobre ellos".

La última parada, la de Hawái, admite que fue un rebote: "No tenía ese viaje muy planificado, y hubo unos problemas por temas de las exigencias de las pruebas PCR. Conseguí acceder por los pelos, pero una vez dentro disfrute como jamás lo había hecho. La cultura de este país es muy abierta, muy generosa, es un sitio muy feliz" afirma Ricardo, que también destaca lo impactado que quedó por la naturaleza del archipiélago volcánico.

Planes de futuro

Actualmente se encuentra pasando unos meses en Almassora mientra escribe un libro con todas las aventuras que ha ido recopilando de sus viajes. Aunque este correcaminos reconoce que "no tardaré mucho en volver a viajar, tengo en mente ir a Australia otra vez, ahora mi intención es ver toda la parte del Este del país, y quizás quedarme a vivir una temporada larga".