La cronificación de la pobreza es uno de los peores efectos que la crisis del coronavirus ha potenciado en la provincia de Castellón. Así lo advirtió este viernes el director de Cáritas de la Diócesis de Segorbe-Castellón, Juan Manuel Aragonés, quien explicó que se están encontrando familias en situación de pobreza durante mucho tiempo, de las cuales muchas están conformadas por personas inmigrantes sin regularizar por la imposibilidad de acceder a un empleo al carecer de los denominados coloquialmente como «papeles».

Durante el 2021, el segundo año de pandemia, la organización diocesana destinó 75.000 euros de su fondo covid a cubrir las necesidades de 286 familias en la provincia, según detallaron ayer los responsables en un desayuno informativo en Castelló con motivo del arranque de la conmemoración de los 65 años de servicio a los más desfavorecidos de Cáritas.

Por encima de la alimentación

Aragonés remarcó que ahora la mayor parte de las necesidades se centran en la vivienda, pues el año pasado consumió hasta un 70% de la inversión, por encima de la alimentación y los gastos relacionados con la salud. «Estamos viendo que las familias que sí tienen más posibilidad de conseguir alimentos, ya sea por ellas mismas o otros recursos, tienen necesidad económica para cubrir la vivienda», dijo el director de Cáritas.

El responsable de la entidad caritativa también repasó otras acciones de ayuda social que impulsan en este sentido como el último proyecto puesto en marcha, que bajo el nombre de Betania y coincidiendo con la celebración del 775 aniversario de la creación de la sede episcopal en Segorbe, promueve el acceso a un alquiler razonable para persona con ingresos mínimos a través de la mediación por parte de Cáritas. Además, está previsto finalizar este año la finalización de la obras de la casa de acogida San Pascual El Pati de Vila-real.