La escalada galopante de los precios en los últimos meses, además de dañar los salarios de los trabajadores y los ahorros de las familias y empresas, se va a traducir dentro de muy pocas semanas en una sorpresa de lo más desagradable. Y esa sorpresa llegará en forma de sablazo, ya que los casi 300.000 contribuyentes de Castellón van a tener que pagar una media de 186 euros más que el año pasado en la declaración de la Renta.
Sin mover un solo dedo y por obra y gracia de una tasa de inflación que cerró el año en un 6,5% (el porcentaje más alto de los últimos treinta años), el Ministerio de Hacienda va dar un mordisco a los contribuyentes de la provincia que superará los 53 millones de euros. Es lo que en el argot económico se conoce como deflactar la tarifa (no tener en cuenta el impacto de la inflación en el cálculo de la tarifa del IRPF) y, en la práctica, no es otra cosa que una subida encubierta de impuestos. ¿Y por qué ocurre eso? La explicación es sencilla: los precios se han incrementado y, con ellos, se ha producido un incremento nominal del valor de las rentas salariales, aunque los trabajadores han perdido poder de compra. El problema es que sobre el papel consta que los trabajadores han ingresado más dinero y cuando llegue la hora de hacer la declaración de la Renta tendrán que pagar más IRPF.
Cada contribuyente de Castellón va a tener que abonar una media de 186 euros más y en el conjunto nacional el importe será un poco más alto, de 199 euros, según un estudio del catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid, José Félix Sanz, y publicado por la Fundación Disenso. En el conjunto de la Comunitat Valenciana, Hacienda obtendrá 431 millones de euros extra de recaudación y en España la factura fiscal extraordinaria ascenderá a 4.110 millones, de los que 1.693 millones corresponden a la no indexación de las tarifas de gravamen mientras que 2.417 millones son la consecuencia de no ajustar el resto de elementos del sistema.
El análisis realizado por Félix Sanz subraya que las distorsiones más significativas que genera la inflación sobre el IRPF afectan a la base imponible, la progresividad real de la tarifa y las desgravaciones y exenciones. «La consecuencia de no tener en cuenta el impacto de la inflación en el cálculo del IRPF es que los declarantes soportan tipos medios efectivos superiores a los que les correspondería y, en ningún caso responde a una mejora de su capacidad económica», argumenta.
Como el IRPF es un impuesto progresivo, las provincias con rentas más altas van a ser las más perjudicadas. Eso explica por qué, y siempre según el informe de la Fundación Disenso, los contribuyentes de Madrid van a pagar 240 euros más en la próxima declaración de la Renta, mientras que los de la provincia de Barcelona asumirán un extra de 231 euros.
Críticas del PP
Todos los contribuyentes, independientemente de sus ingresos, van a pagar más en la próxima declaración de la Renta y el sablazo que llega ya ha provocado las críticas de la los partidos de la oposición. El portavoz de Economía del grupo Popular en les Corts, Rubén Ibáñez, denunció ayer que «Pedro Sánchez y Ximo Puig condenan a los ciudadanos de la Comunitat a pagar más de IRPF por la inflación».
Para el diputado, «cada vez que hay un Gobierno del PSOE los valencianos salen perdiendo y acaban pagando más impuestos», y les reprochó quedarse «de brazos cruzados, no ajustar los impuestos y condenar a los ciudadanos a pagar más mientras ellos se suben el sueldo y los asesores».
