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El fuego de julio de 2012 arrasó 10.000 hectáreas en el Alto Palancia.MANOLO NEBOT

SOCIEDAD

La historia se repite: la misma zona del Alto Palancia ya sufrió hace diez años un devastador incendio

Bejís, Sacañet o Teresa sufrieron en julio de 2012 un fuego que devoró 10.000 hectáreas. Las llamas, iniciadas en Andilla, se quedaron a las puertas de la Cueva Santa

Cuatro días después de dar por estabilizado el incendio, el manto de ceniza que cubre las montañas de municipios como Bejís, Sacañet o Torás todavía humea. El paisaje en esta zona de la comarca del Alto Palancia nada tiene que ver con el que había el pasado 15 de agosto por la tarde, cuando a causa de un rayo se declaró un fuego que ha acabado arrasando 20.000 hectáreas de bosques, pastos y cultivos. «Es terrible. Una desgracia», repiten una y otra vez quienes viven en una zona que en una década ha sido pasto de las llamas en dos ocasiones. Y es que, a principios de julio del 2012, otro fuego de dimensiones descomunales arrasó prácticamente los mismo términos municipales que ahora. La historia se repite.

El incendio de Andilla de 2012 arrasó 10.000 hectáreas del Alto Palancia

 El fuego que en los últimos días ha teñido de negro el paisaje del Alto Palancia guarda grandes similitudes con el de hace diez años. El 30 de junio del 2012, un incendio iniciado por una quema de rastrojos en el municipio valenciano de Andilla saltó rápidamente a la provincia de Castellón. Seis municipios resultaron afectados (Bejís, Altura, Jérica, Sacañet, Teresa y Viver), y en la provincia el incendio arrasó 10.000 hectáreas, aunque la peor parte de las 48.000 hectáreas quemadas por el fuego de Andilla se la llevó Valencia.

Al igual que ha ocurrido en el incendió de Bejís, en el de Andilla, decenas de vecinos también tuvieron que dejar sus casas. Los residentes de Sacañet, Teresa y la aldea de Canales fueron evacuados por la Guardia Civi. Muchos, como ocurrió la pasada semana, se refugiaron en casa de sus hijos, otros encontraron cobijo en el edificio multiusos que habilitó el ayuntamiento de Altura. Y, como la historia siempre se repite, el santuario de la Cueva Santa también estuvo a punto de ser arrasado por las llamas y el fuego se quedó a las puertas del templo. 

Si en el caso del incendio de Bejís la virulencia de las llamas se explica, en parte, por las fortísimas ráfagas de viento, hace una década, en el Alto Palancia sucedió exactamente lo mismo. Los bomberos tardaron días en dar por estabilizado un fuego que durante tres largas jornadas avanzó descontrolado. «La velocidad del fuego alcanzó los 35 ó 40 kilómetros por hora, aquello era imparable», reconocía Luis Rubio, diputado de Bomberos. 

Alberto Fabra, por aquel entonces president de la Generalitat, en el puesto de mando instalado en Bejís.

Rubio permaneció desde el primer momento en el puesto de mando instalado en Bejís, una población a la que se desplazó tanto el entonces president de la Generalitat, Alberto Fabra, como el de la Diputación, Javier Moliner. Fabra anunció ayudas urgentes, como también lo hizo Gobierno y Diputación, que asignó más de 100.000 euros.

Más allá de las ayudas y del rifirrafe político por la suciedad de los montes (el mismo debate que ahora), el incendio de Andilla estuvo salpicado por la polémica. Los vecinos denunciaron la falta de medios. «Los bomberos llegaron tarde y los camiones venían sin gasolina. Nuestros maridos tuvieron que apagar las llamas», explicaron en Teresa.  

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