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ECONOMÍA

El miedo a los robos adelanta un mes la recogida de algarrobas en Castellón

El cultivo cotiza a entre 1,75 y 2 euros el kilo y los productores buscan anticiparse a los hurtos

Dos productores varean un algarrobo en Sant Jordi. Marc Fibla

En el campo ya la conocen con el sobrenombre de oro negro. La algarroba, que durante la Guerra Civil fue empleada como alimento de primera necesidad, se ha convertido en uno de los cultivos más rentables en Castellón. Si el año pasado por estas fechas, la cotización de este producto alcanzaba los 1,10 euros, en estos momentos el precio todavía es más alto y se mueve entre 1,75 y 2 euros el kilo, lo que hace temer una oleada de robos en el campo. Y eso explica porqué la gran mayoría de los agricultores han optado por adelantar un mes la recolección.

En municipios como Sant Jordi, Càlig o Traiguera, que lideran la producción en Castellón, los agricultores llevan ya varios días trabajando en la recolección. «Normalmente la campaña empieza entre finales de septiembre y principios de octubre, una vez finalizada la recogida de la almendra, pero este año se ha anticipado varias semanas y las cooperativas ya han abierto», apunta Iván Monroig, llaurador de Càlig y responsable del sector de la Unió de Llauradors i Ramaders, que añade que esta temporada la cosecha es bastante mayor que la pasada, que fue muy baja. No obstante, la producción será un 80% inferior a lo que se considera normal. 

Aunque el producto está ya en condiciones para ser recolectado (las condiciones climáticas de los últimos meses han anticipado la maduración), adelantar el proceso implica un sobreesfuerzo para el agricultor. «Siempre las solemos recoger cuando caen del árbol y eso ocurre en octubre. Pero este año, al precio que van, si esperamos mucho más nos las robarán. Por eso, lo que hacemos ahora es varearlas para recogerlas enseguida. Supone más trabajo, pero así nos aseguramos de que no nos las quiten», explican varios agricultores del Baix Maestrat.

Los productores tratan de ir un paso por delante de los delincuentes y la Unió de Llauradors ha detectado ya los primeros robos. La organización agraria ya advirtió a principios de mes del aumento de los hurtos cuando el fruto todavía estaba verde y, por lo tanto, carecía de valor comercial.

Fincas que se transforman

El precio que está alcanzando la algarroba explica también que agricultores y, sobre todo, grupos de inversión se lancen a transformar fincas en municipios como Santa Magdalena. «De momento, quien hace el negocio son los viveros, que en la Comunitat han pasado de vender 600 plantones al año a 200.000. Y cada uno cuesta 27 euros», explica Monroig. 

El responsable del sector de la Unió reconoce la burbuja que vive la algarroba, pero puntualiza que el futuro de este cultivo no es tan de color de rosa como lo pintan. «Transformar una finca es carísimo y estamos hablando de un árbol que produce al cabo de diez años. Y nadie sabe qué pasará dentro de una década», avisa. 

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