Una afectada de covid persistente en Castellón: «Pido que haya más investigación para poder vivir con dignidad»

Carmen Zulema Terrones, enfermera, se contagió de covid el 20 de marzo del 2020. Aun hoy sufre fibromialgia, cansancio y tos

Ha tenido que cambiar de puesto para poder seguir desarrollando el trabajo que le apasiona

Carmen Zulema Terrones, enfermera, sufre covid persistente

Carmen Zulema Terrones, enfermera, sufre covid persistente / Mediterráneo

Carmen Tomás Armelles

Carmen Tomás Armelles

Cuatro años después de la pandemia, esta enfermera sufre aún covid persistente. «Me contagié de covid en la primera ola. Estaba trabajando en el Hospital de La Plana, señala Carmen Zulema Terrones, enfermera. «Empecé a notar síntomas un día después del día del Padre, el 20 de marzo del 2020. Fui a trabajar por la mañana y ya estaban cerrando plantas», explica. «Llegué a casa y empecé a toser, luego un dolor de garganta terrible y hacia la noche, el sábado 21 ya tuve fiebre», señala.

Cuatro años después, aún sufre las secuelas de la enfermedad. «Tengo afectado el pulmón derecho a nivel alveolar, por lo cual me recetaron inhaladores. De vez en cuando se me va la voz y por las noches me ahogo tosiendo. Es horrible. Tengo que dormir con deshumidificador», manifiesta. Además, «se me ha desencadenado fibromialgia». «Tenía ya artrosis en una rodilla, pero ahora la tengo en las dos, así como en hombros y pie». También le ha quedado un «dolor de cabeza perenne; un poco me ayudaron la terapia neural, indica. Sufre niebla mental. Y se «fatiga» cuando corre o anda rápido: «Puedo hacer las cosas pero de forma tranquila y suave», dice.

Ha tenido que cambiar de puesto

Ahora trabaja como enfermera, pero en la consulta de oftalmología, en base a su nueva situación de salud, porque ya no puede estar en quirófano. «En mayo del 2020 volví a trabajar y recaí y estuve casi dos años de baja porque no podía con mi vida. Incluso me querían incapacitar, pero yo amo mi profesión». «Me medican para poder aguantar el día a día y cuando llego a casa llego muerta, pero contenta por poder hacer lo que me gusta, que es mi profesión», añade.

"No puedo hacer lo que hacía antes"

«Me han dado ya de alta de la unidad de algias, porque la fibromialgia no tiene cura; también de medicina interna y en cardio», apunta. Sigue sometida a seguimiento en Rehabilitación del Hospital General para infiltrarse las rodillas, por los dolores y porque está ganando peso ya que no puede llegar a hacer las actividades que hacía antes del covid. Ha intentado hacer distintas terapias, como acupuntura.

«A muchos esta enfermedad nos ha dejado la vida hecha a cuadros, éramos gente activa, que trabajaba, estudiaba, iba al gimnasio... tenía mucha relación social. Yo tenía hasta miedo de salir porque daba unos pasos y tenía que parar». «Pido a la sociedad que entienda que es una enfermedad que esta pandemia ha dejado y pido que haya más investigación para que podamos vivir con dignidad», concluye.  

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