El sector turístico provincial debe moderar sus precios. Ése fue, al menos, el mensaje que lanzaron ayer en Madrid el presidente de la Diputación, Carlos Fabra, y el subsecretario de la Agencia Valenciana de Turismo, Roc Gregori. Ambos reclamarona los empresarios hoteleros castellonenses que "moderen sus precios" para mejorar la competividad de la provincia. Fabra consideró necesario hacer una reflexión sobre la tendencia de los últimos tres años, "con un incremento de precios de cerca del 40%". "El sector no debe destacar sólo por la calidad, sino por el binomio calidad-precio", aseguró el presidente de la Diputación, quien recordó a los empresarios que "la Administración ha impulsado políticas de creación de nuevas firmas y vosotros debéis reconsiderar los precios, tal y como hicisteis la pasada campaña", apuntó.

Por su parte, Roc Gregori advirtió de que los empresarios deben preocuparse más en ofrecer un producto diferenciador. "El secreto es desmarcarse, dar un producto diferenciador al resto. En definitiva, en tener señar de identidad. No se trata de ofrecer los mejores precios, sino de dar cosas que las demás comunidades no tengan".

A este respecto, Fabra destacó la importancia del aeropuerto y adelantó que "el diseño del pliego de condiciones permitirá que en un par de meses que el presidente del Gobierno venga a colocar la primera piedra".

El presidente de la Diputación se refirió igualmente a la trascendencia del parque temático Mundo Ilusión en la promoción turística. Según aseguró, "el Consell, a través de un decreto o de cualquier otro procedimiento administrativo, determinará el proyecto definitivo en los próximos meses. En concreto, decidirá la ubicación, ocupando un millón de metros cuadrados entre Oropesa y Cabanes, que dispondrán de otros cuatro millones de metros cuadrados para desarrollar".

Fabra también dijo que "en un par de meses se inaugurará el Palacio de Congresos de Castellón y dos meses después se abrirá el de Peñíscola. Ello posibilitará apostar por el turista de congresos, que se gasta cuatro veces más que el turista normal".