Con la pintura mineral de su hermosa fachada, luciendo el ocre, que es mezcla de albero, amarillo y pardo, colores de palacio de tronío y foco de luz en la Puerta del Sol para iluminar la ciudad desde su novísima restauración, el noble edificio del Casino Antiguo ha vuelto a tener una notoriedad que no se recordaba desde hace muchísimo tiempo. Y quien lo concibió y diseñó hace ochenta años es el que fuera arquitecto municipal Francisco Maristany que, al tener de nuevo protagonismo estos días en Castellón se convierte en titular hoy de esta página de seres humanos. Y lo curioso es que también en estos momentos y sin que hubiera nada más que una hermosa coincidencia en el tiempo, igualmente se inaugura el nuevo edificio Maristany, donde vivió y tuvo su despacho profesional el arquitecto, en la plaza de Fadrell, mirando a la historia desde su puerta, donde se adivina el mar que no está lejos. Y vive la entrañable vecindad de las calles del Guitarrista Tárrega y del Maestro Ripollés, del notable benefactor Casalduch y, sobre todo, del que fuera convento de los frailes dominicos, fundado en 1579, que abre su claustro y sus ventanas al labrador castellonense, sintetizado en el notable monumento del artista Llorens Poy, situado en el centro de la plaza.

Así que todo es historia de Castellón. El propio Casino, soñado por su primer presidente, el Barón de Benicásim, el 19 de marzo de 1814, con su primera sede social en su caserón de la calle Caballeros, trasladado al palacio de las Cuatro Esquinas del Bayle Cosme Martí en 1832 y con definitiva traslación en 1865 a su asiento actual, el que fuera caserón del prócer Miguel Tirado, noble edificio del siglo XVII, objeto de una amplísima remodelación en los años 1922 y 1923 bajo la dirección de Francisco Maristany, que le dió una nueva distribución interior, con espacios para el ocio y la fascinación, y el muy elegante y artístico aspecto exterior, lejos de lo que había sido la cara posterior de la muralla medieval.

LA VIDA

El 29 de octubre de 1897 nació en Barcelona Francisco Maristany Casajuana. Su primer colegio fue el de los Escolapios de la calle Balmes y, después del bachillerato, se matriculó en la escuela de Arquitectura. Muy pronto destacó por su gran capacidad artística y su moderna visión de los entornos urbanos.

El destino quiso unir en 1922 al arquitecto con Castellón al presentarse al concurso de proyectos para la reforma del edificio del Casino Antiguo, convocado por la junta directiva que presidía Julián Benedito Vidó, con Mundina Tárrega, Luis Revest, Ignacio Villalonga, Breva Perales entre sus destacados miembros. Maristany se buscó la colaboración del escultor Boix y el pintor Manuel Sorribas y ganó el certamen. Las bases contemplaban la elevación de un piso en la fachada lateral hasta la crujía de la escalera, con la realización de la torre cuadrada sobre el piso superior, rematada con cornisa y el tejado a cuatro vertientes, además de la fachada y toda la remodelación del interior.

El propio arquitecto dirigió las obras, y la reapertura del Casino en 1923 fue un destacado acontecimiento de la cultura y de la sociedad, reforzando la autoestima de los castellonenses. Y aparecieron las glamourosas fiestas, bailes inolvidables, homenajes de acusado fervor patrio, conciertos y recitales de alto nivel. Pero en esta página de hoy debo centrarme en lo que concierne al arquitecto Maristany, a su vida y a su obra. En 1927 cesó Francisco Tomás Traver por razones de edad como arquitecto municipal, y nuestro personaje ganó el concurso de méritos para ostentar el cargo, que tanta relevancia tuvo en Castellón.

El 28 de julio de 1928 contrajo matrimonio en Barcelona con Mercedes Maristany Antich y la pareja ya tomó asiento para siempre en Castellón, donde el arquitecto desarrolló su labor profesional. Tuvieron tres hijas, Núria, Mercedes, que fuera la reina de las fiestas de la Magdalena en 1954, y Montse. La primera casó con Vicente Trilles, de la ferretería El Martillo, la segunda con el jurista Vicente Falomir, y Montse, la pequeña, con el agente de la propiedad inmobiliaria, Paco Nomdedeu. Trece nietos, nacidos en Castellón, han acabado de introducir el espíritu de Maristany en la sociedad castellonense.

Pronto destacó en la realización de la espadaña del Lledó y en el Mercat Central, con el que consiguió dar una nueva perspectiva a la Plaza Mayor. Participó en el proyecto del Estadio Castalia, con su torre Maratón, el edificio de Higiene en la avenida del Mar y fue el autor de los cines Rialto, Goya, Rex y la fachada del Saboya.

Definitivamente, Maristany forma parte de la vida de la ciudad, de muchas familias para las que proyectó sus casas: Cuevas, Jordán, Rodríguez Bajuelo; la de Campos, que vuelve a lucir en la calle Navarra; las casas de los Boera, Gimeno Tomás, la marquesa de San Joaquín en la calle Trinidad; Gaetá Huguet en Ribalta, los Serra, Mallach y Mas, en la calle Asensi; las fábricas de Fabregat y Querol, también el Tetuán 14, las residencias de Oficiales, incluso la cartela que introdujo en el escudo de la Ciudad... hasta que, prematuramente, muy joven todavía, falleció el 19 de octubre de 1950. En diciembre del 2000, una placa de mármol en memoria del arquitecto fue colocada en la fachada, por iniciativa del socio Manuel Guía Arnal.

Yo sigo admirando las balaustradas en el petril de los balcones del primer piso del Casino Antiguo, con su aliento de palacio de tronío...