Desconozco cuál puede ser la maldición que recae sobre los pasos de cebra, pero pocos los respetan. Cuando una persona se acerca al referido punto, debe bajar de la acera, porque si aguarda sobre ella, no para nadie. A partir de ahí ha de realizar un tímido intento de cruzar la calle para ver si algún automovilista se percata y detiene el vehículo. Si la vía es de doble dirección, has de detenerte en el centro del paso de cebra para comprobar si quienes vienen en dirección contraria están dispuestos a detenerse y al final, seguir hasta la otra acera. Si el proceso se produce en una carretera, el riesgo aumenta considerablemente y si, además, el lugar está a oscuras, el peatón precisa de un seguro de vida.