Bolardos, dichosos bolardos. Seguro que a nadie de ustedes les resulta extraño ver en las calles peatonales de Castellón coches parados delante de un bolardo intentando que lo bajen, ¿verdad que no? O incluso presenciar cómo una fila de cuatro o cinco coches hacen marcha atrás porque el primero no tiene tarjeta y el encargado de los bolardos de turno no consiente en bajar el mismo y eso incluso delante de algún municipal presenciando la escena.

Tampoco es extraño accidentes como un camión haciendo marcha atrás por el mismo motivo y golpeando a un utilitario que esperaba detrás. También he visto en la calle Alloza y en la plaza Mayor coches con el bolardo clavado en sus bajos. Así que, cuidado con los bolardos porque están jugando malas pasadas y, por las trazas, van a seguir proliferando.