La provincia de Castellón contará con dos nuevos radares fijos en un plazo de un mes. Tras la puesta en marcha, a finales de octubre, del dispositivo para controlar la velocidad en la carretera N-340 a la altura de Torreblanca, fuentes de la Jefatura Provincial de Tráfico (JPT) explicaron que, actualmente, ya se encuentran en la fase de instalación del proyecto uno, que estará ubicado en el punto kilométrico 5 de la N-238, sentido Ulldecona, en el término municipal de Vinar²s; y otro, que controlará la velocidad a la altura del kilómetro 356,700 de la AP-7, sentido Valencia, en el municipio de Benicarló.

Asimismo, durante este año está prevista la instalación de otros cinco radares fijos en las carreteras castellonenses, aunque "todavía no está decidida su ubicación", comentaron las mismas fuentes de la JPT. Estas hicieron hincapié en que "la política es apoyar la ley del carnet por puntos con una mayor vigilancia en las carreteras y controles de velocidad", pues continúa siendo una de las principales causas de la accidentalidad, hasta el punto de que el 28% de las muertes en la carretera está directamente relacionado con un exceso de velocidad.

Precisamente, los radares fijos se instalan en aquellas vías que registran mayor siniestralidad con el fin de reducirla. En este sentido, el de Torreblanca está ubicado en el kilómetro 1.010 de la 340, un punto negro, pues se trata de uno de los tramos con más número de accidentes de esta carretera y "en los que el exceso de velocidad es un factor determinante", según informaron fuentes de Tráfico. Así, con los radares pretende reducir drásticamente los excesos de velocidad, disminuir la velocidad media de circulación en carretera y bajar en un 10% el número de víctimas mortales.