La ubicación provisional de la parroquia de la UJI en un bajo comercial no es impedimento para que el sacerdote Joan Llidó lleve adelante su labor solidaria con los más desfavorecidos. Según señala, "ahora mismo estamos dando comida a 21 personas que se encuentran en dificultades por la situación económica actual", explica para admitir a continuación que la "falta de espacio" es un obstáculo a la hora de impartir el culto. "No pedimos nada a nadie, al Ayuntamiento solo le hemos solicitado un reloj adecuado para tocar en las celebraciones, pero aún no nos lo ha facilitado", añade.

Pese a ser el barrio de la UJI uno de los de más reciente implantación en Castellón, Joan Llidó ya detecta la presencia diaria de feligreses que residen en la zona universitaria. "A la parroquia viene gente joven, muchos niños a tomar la catequesis y también inmigrantes que están alquilados en pisos, es el perfil de personas que acuden a la iglesia", señala Llidó, de ahí la necesidad de culminar el proyecto.