Pocas voces hablan con tanta claridad y lanzan mensajes de tan puro sentido común. Domingo García Marzá pertenece al comité científico del Congreso Castellón 2020, un foro en el que también participará con una conferencia cuyo título será Una apuesta por la sociedad civil: bases éticas para una sociedad democrática. Este profesor de Ética Empresarial de la Universitat Jaume I de Castellón y autor de numerosas publicaciones reivindica en esta entrevista un mayor protagonismo de la sociedad y apuesta por una nueva alianza que sea capaz de construir un futuro mejor.

--¿Qué papel cree que debe jugar el I Congreso Abierto y Virtual Castellón 2020?

--El foro es una gran oportunidad para generar opinión pública, para reflexionar públicamente sobre el futuro de Castellón. De ahí mi felicitación al catedrático de la UJI Rafael López-Lita y al periódico Mediterráneo, que son los impulsores de la iniciativa. Es muy importante que se hable, que se discuta y que se reflexione sobre el futuro de la provincia.

--En el Congreso,usted impartirá una conferencia sobre el futuro de Castellón, desde la relación entre la ética y la política. ¿Qué tesis defenderá?

--Creo que el futuro de Castellón pasa por una reforma de nuestras instituciones. Necesitamos instituciones que no solo castiguen las malas prácticas, sino que también potencien las buenas. La pelota está ahora en el campo de la sociedad civil y cuando digo sociedad civil me refiero a empresarios, trabajadores, sindicatos, organizaciones cívicas, medios de comunicación, universidad, administraciones, iglesias... Si vamos a cambiar la situación actual el camino pasa por hacer una sociedad civil más fuerte.

--¿Y cómo se hace una sociedad civil más fuerte?

--¿Cómo? Pues implicándose. Llevamos años de un clientelismo político exagerado. Los ciudadanos olvidan que tienen responsabilidades. Ser ciudadano no es solamente acudir a votar cada cuatro año. También es ser un buen empresario, un buen profesor, un buen trabajador o un buen periodista.

--Vivimos en una sociedad individualista, donde cada uno va a lo suyo. ¿Cree que esa teoría funcionaría?

--Estoy convencido de que si a la gente se la deja participar, los ciudadanos participarían. Las grandes políticas deberían ser consensuadas siempre, por eso la gran apuesta pasa por defender un mayor protagonismo de la sociedad civil y promover una nueva alianza entre, por ejemplo, el sector empresarial, los gobiernos locales y la universidad... para que se junten, reflexionen, hablen y deliberen.

--Pero, ¿cree que este es un buen momento para dialogar?

--A pesar de la crisis financiera, estamos en un gran momento para reflexionar. Además, la globalización potencia lo local y no está tan lejano hacer una alianza para hablar de cuestiones que nos afectan directamente. La política es demasiado importante para dejarla solo en manos de los políticos, entendiendo por política cómo queremos vivir.

--Usted reivindica nada más y nada menos que la sociedad civil se implique más. ¿Cree que a nuestros gobernantes les gustará esa idea?

--La opinión pública tiene que estar presionando siempre. La política es totalmente necesaria, pero totalmente insuficiente. Yo no estoy diciendo que la gente se afilie a los partidos, que cada uno haga lo que quiera, sino que sepa que también tiene unas responsabilidades y eso implica el discutir sobre los asuntos públicos. Un responsable es el que toma parte.

--En esa sociedad civil más fuerte de la que usted habla, en esa nueva alianza, la Universitat debe jugar un papel muy importante. ¿La comunidad universitaria de Castellón es consciente de todo ello?

--La Universitat, efectivamente, tiene parte de responsabilidad. Su primera obligación es aportar conocimiento y eso ya lo está haciendo muy bien. Pero también podemos y debemos convertirnos en el lugar neutral donde poder discutir con total libertad y facilitar la deliberación pública. H